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Los supuestos cuatreros detenidos resultaron ser Sebastián Filártiga Delgado, de 42 años, quien precisamente registra antecedentes e, incluso, una orden de captura pendiente por abigeato, y Leonardo Ferreira Rojas, de 30 años, aún sin antecedentes.
El fiscal Fredy Fernández Ortiz los imputó este viernes por el hecho punible de abigeato y requirió al Juzgado la prisión preventiva de ambos, quienes fueron capturados el jueves en un hospedaje del distrito de Carmelo Peralta, departamento de Presidente Hayes.
El fiscal también ya ordenó la detención de los otros dos presuntos miembros de la banda, Humberto Orlando Lugo Samaniego, de 47 años, y Crescencio Luján Gutiérrez Torres, de 23 años. Este último ya tiene un antecedente por coacción grave, causa por la que soporta varias restricciones.
Los dos ahora detenidos y los dos ahora prófugos habrían matado con rifles y luego faenado varios costosos toros de la raza Angus, entre el martes y el miércoles últimos, en el predio de la estancia Marianita, cuyo casco central queda en las coordenadas 21º 40′ 18″, 58º 01′ 17″ W, a 10 kilómetros el centro urbano de Carmelo Peralta, a 1.000 metros de la Ruta PY15.
La citada hacienda es arrendada por el brasileño Tomaz Sandreschi Reis, de 46 años, quien maneja otras dos estancias en el Chaco, en Agua Dulce y Bahía Negra.
La investigación fue desarrollada por policías de la oficina regional 12 del Departamento de Lucha contra el Abigeato, que funciona en la localidad de Toro Pampa.
El supuesto reducidor
El jefe de esta unidad, subcomisario Carlos Alberto Céspedes Romero, dijo que el reducidor de la carne robada sería Bonifacio Penayo Meza, de 43 años, conocido en Carmelo Peralta como Pilo, a quien buscan para interrogarlo.
Supuestamente, Pilo Penayo recibe la carne robada por los abigeos y luego la vende en Porto Murtinho, municipio brasileño del estado de Mato Grosso do Sul, que queda frente a Carmelo Peralta, al otro lado del río Paraguay.
Este grupo, supuestamente, operaba preferentemente con toros de la raza Angus, debido a que la carne de este tipo de animal es más codiciada que la de una vaca, explicó el subcomisario Céspedes.
Los animales eran eliminados con disparos de rifle en la cabeza. De hecho, uno de los proyectiles extraídos del cráneo de uno de los toros coincidiría con el rifle calibre 22 incautado por los policías de Abigeato.
Hace un mes, esta misma oficina policial había desarticulado otra banda de abigeos, pero que se especializaba en el robo y faenamiento de búfalos.