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La absolución de Danilda Victoria Ruiz Díaz fue solicitada por la Fiscalía debido a la existencia de una supuesta “duda razonable” en torno a su participación en la tragedia que cobró la vida de la joven brasileña.
El procedimiento de agrandamiento de glúteos (aplicación de hidrogel de colágeno) fue realizado en una clínica clandestina que funcionaba en el domicilio particular de Claudia Raquel Echeguren Chávez, quien también fue procesada por el hecho. La misma, poco tiempo después fue beneficiada con el sobreseimiento provisional, en principio y luego definitivo.
La clínica clandestina fue allanada por la Policía que incautó del lugar varios medicamentos (analgésicos y anestésicos) usados en dichos procedimientos además de una camilla de enfermería.
El juicio oral empezó el 14 de setiembre y Danilda Victoria Ruiz Díaz fue acusada de negligencia médica y homicidio culposo, pero el Ministerio Público finalmente concluyó que no existían pruebas suficientes para respaldar tales acusaciones, por lo que decidió solicitar la absolución de la acusada.
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Llamativamente, el Tribunal de Sentencia presidido por Mirna Carolina Ocampos e integrado por Ana Graciela Aguirre y Marcelina Quintana de Acosta, resolvió llevar a cabo la última parte del juicio en la sala de audiencia del Juzgado de Garantías y no en el salón de juicios orales, donde no tuvieron acceso los miembros de la prensa.
El Tribunal desechó un pendrive ofrecido por la Fiscalía en el que estaban los mensajes que intercambiaba la joven víctima con las responsables del procedimiento estético. Cabe mencionar que la ahora absuelta tiene otros procesos abiertos por la muerte de otras mujeres en similares procedimientos.
La absolución ha dejado a muchos con sentimientos encontrados, ya que se plantean preguntas importantes sobre la supervisión y regulación de las clínicas estéticas y la seguridad de los procedimientos de belleza no regulados. La decisión del Tribunal también ha reavivado el debate sobre la necesidad de implementar medidas más estrictas para garantizar la seguridad de los pacientes en el campo de la medicina estética y evitar futuras tragedias.
La joven fallecida deja atrás a una familia desconsolada y una comunidad que sigue preocupada por la seguridad en los procedimientos de belleza.