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El fiscal de Luque, Jorge Escobar, estuvo a cargo de la investigación del hecho que ocurrió en un asentamiento de la compañía Costa Fleitas de Areguá desde el 2015 hasta el 2020, donde resultaron víctimas de abuso sexual, la hija de 13 años y la hijastra de 10 años, de un hombre.
El Tribunal de Sentencia del Juzgado de Luque estuvo presidido por la jueza Gladys Carolina Bernal y sus miembros fueron los magistrados Julio César López y Miguel Ángel Ruíz, quienes condenaron por unanimidad, a 15 años de prisión al abusador de 37 años por el hecho punible de abuso sexual en niños.
Según el relato de la Fiscalía, ambas menores fueron abusadas (manoseos, tocamiento y exhibición de materiales pornográficos, sin coito) en reiteradas ocasiones y de forma sistemática desde el 2015.
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La hija recurrió a dos personas allegadas a la familia y contó lo sucedido porque “ya no aguantaba más y quería salir de la casa”. También comentó lo ocurrido con su hermana. Todos los elementos presentados como pruebas por el fiscal Escobar, demostraron la existencia del hecho denunciado.
Las menores vivían con el ahora condenado y con la pareja actual del mismo. Incluso, en varias ocasiones, el hombre habría obligado a las niñas a presenciar a través de una ventana, las relaciones sexuales que este tenía con su pareja, sin que la mujer se diera cuenta, “para que aprendan como se hace”.
Defensa pidió tener “mente abierta” al abuso sexual
El alegato final de la defensa del degenerado representada por una mujer, sorprendió a todos en la sala penal. La abogada dijo que “antes satanizaba” el abuso sexual.
“Hasta ahora satanizo, me da asco, pero en estos últimos tiempos hay que ver los tiempos, tenemos que abrir nuestra mente para otros tipos de hechos porque el solo relato de una niña no es prueba suficiente para sostener una condena, encima una condena tan alta para un ser humano y en este sentido, la niña miente, no sé qué tipo de problema psicológico tiene, a lo mejor, es a causa del abandono”, sostuvo la abogada al defender al abusador.
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Dijo además que la hija tuvo una infancia difícil debido al abandono de su madre y porque el procesado “no fue un buen padre”, y que esto la dejó traumatizada, con miedo y angustia, hasta el punto de inventar que fue abusada por su propio padre, porque “su psiquis no está bien”.
La defensa también dijo que, en algún momento del proceso, el condenado lloró y que ella quedó profundamente conmovida con la versión de defendido expuesto entre lágrimas.