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Desde hace tres semanas se lleva a cabo el juicio oral y público del usurero Ramón González Daher, por denuncia falsa y extorsión. El mismo habría intentado cobrar una supuesta deuda de G. 46.500.000 al delegado del club 3 de Febrero del barrio Ricardo Brugada, Salvador Aquino.
En la fecha se desarrolla el último día de juicio y la fiscala del caso Sandra Ledesma pidió 7 años y 6 meses de prisión para González Daher, que actualmente está recluido en la cárcel de Tacumbú por una condena anterior por el hecho punible de usura y otros.
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Hoy, en el momento de réplica y dúplica, la Fiscalía representada por la agente Sandra Ledesma de Luque, sostuvo su acusación; también la querella representada por el abogado Horacio Fialayre defendió la tesis de la extorsión, mientras que la defensa del procesado representada por el abogado Mario Elizeche pidió la absolución de su defendido.
Alrededor de las 14:00, el Tribunal de Sentencia del Juzgado de Fernando de la Mora, presidido por la magistrada Natalia Muñoz y conformado por los miembros Gerardo Ruiz Díaz y Victoria Ortiz, entró en receso para luego dictar el fallo del juicio.
Victima pide que González Daher sea condenado
Pero antes, la víctima Salvador Aquino tuvo la oportunidad para expresarse. Pidió que Ramón González Daher sea condenado “para que ya no siga utilizando a jueces y fiscales como garrote”, para lograr su cometido.
También el procesado Ramón González Daher tuvo la oportunidad de hacer su pedido al Tribunal y no lo desaprovechó para solicitar su “absolución”. Antes, intentó entregar un documento al Tribunal pero este fue rechazado. Se desconoce el contenido.
Ramón González Daher podría ser nuevamente condenado, esta vez, por denuncia falsa y extorsión.
El viernes pasado, la fiscala Sandra Ledesma presentó los alegatos finales y también declaró el acusado, González Daher, y en todo momento, dijo que era inocente y que “sería incapaz” de perjudicarle a nadie.
Aseguró que la deuda sí existió y destacó que “no fue educado” para perjudicarle a la gente y que además fue formado en un colegio religioso. Afirmó ante el Tribunal que se dedica a “dar préstamos” sin el llenado de ningún tipo de formulario y que solo hace “algunas preguntas” al interesado y que se “basa en la confianza”.
En su alegato final, Ledesma resaltó que la actividad principal del investigado era la usura y que el interés cobrado a Salvador, mensualmente, era de entre 15 y 18%.