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En el marco de las investigaciones del envío de cocaína a Alemania desde Paraguay, se llegó a la imagen que corresponde al que se hizo pasar por Victoriano González Cabaña, con cédula 3.654.460, quien el 7 de febrero pasado se presentó en el edificio World Trade Center de Asunción, específicamente en el estudio jurídico Berkemeyer, junto con su supuesto “socio comercial”, alguien que a su vez se hizo pasar por Hugo Milciades Cabrera González, con cédula 4.054.837.
Estos dos llegaron acompañados por el abogado Fidel José Ambrosio Troche Fleitas, quien los asesoró en la compra de las acciones de la empresa Nopal SA.
Esta firma fue preconstituida sin actividad, en julio de 2022, justamente por los directivos de dicho estudio jurídico, precisamente para la venta a inversionistas que de ese modo se ahorraban todos los trámites burocráticos para abrir una empresa.
La cesión de la titularidad de la empresa Nopal SA se cerró en G. 22 millones.
Los mismos “inversionistas” también compraron por el mismo monto y del estudio jurídico otra empresa preconstituida, Gerbera SA, porque supuestamente iban a incursionar en el negocio de la exportación de granos.
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La empresa Nopal SA incluso llegó a ser inscripta el 13 de febrero pasado en la Dirección General de Personas y Estructuras Jurídicas y de Beneficiarios Finales, dependiente del Ministerio de Hacienda, ya con Victoriano González Cabaña como director titular y Hugo Milciades Cabrera González como director suplente, pero ambos con el 50% de acciones cada uno.
Sin embargo, resulta imposible que Victoriano y Hugo hayan sido los que se presentaron en el estudio jurídico Berkemeyer y luego ante el Ministerio de Hacienda, porque el primero de los citados murió en 2007 y el segundo en 2021, según el Registro Civil.
Es decir, las cédulas que exhibieron ambos para las transacciones son evidentemente falsas, aunque tienen las fotografías correspondientes a las personas que las presentaron.
Justamente, la imagen de uno de ellos, del que dijo ser Victoriano, fue la que consiguió ayer la Fiscalía y que fue captada en el momento en que él y su cómplice se presentaron en el edificio del World Trade Center.
Otro aparente fallecido y un productor sureño
Los dos muertos que “compraron” la empresa Nopal SA el 7 de febrero pasado, supuestamente, volvieron a vender las acciones de esta firma el 27 de abril pasado, es decir, dos semanas antes de la salida de Paraguay del contenedor contaminado, que ocurrió el 15 de mayo pasado del Puerto Fénix de Mariano Roque Alonso.
Los “últimos compradores” de Nopal SA habrían sido Juan Pablo Ruiz Díaz Brítez, quien presuntamente ya falleció, y Fabián Benkenstein Lang, quien es un pequeño productor del distrito de Edelira, departamento de Itapúa.
Este último habló ayer en el programa Crimen y Castigo de ABC TV y negó haber adquirido las acciones de la empresa Nopal SA, denunciando a la vez que su identidad también fue utilizada para la maniobra.
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Despachante de Aduanas
Por otro lado, la despachante de Aduanas Gloria Beatriz Morínigo Mendoza, quien sería la que firmó por la carga de sésamo dentro de la cual fue escondida la cocaína, dijo que en realidad ella actuó en la operación por pedido de uno de sus hermanos, quien es un auxiliar despachante, a quien no identificó.
Este último, supuestamente, fue contratado por un tal Iván Noguera, quien fue el que pidió el despacho de la carga de sésamo de la empresa Nopal SA, que al final llegó y cayó en Alemania, el 5 de julio pasado.
Otro que está en la mira es el funcionario de Aduanas que escaneó el contenedor y que no avisó que estaba contaminado, pese a que claramente se notaba eso en la pantalla de su computadora.
El nombre del funcionario tampoco fue divulgado aún por Aduanas.
El fiscal de la unidad 7 de Narcotráfico, Deny Yoon Pak, está a cargo de las investigaciones.
La ruta de la droga de Paraguay a Alemania
El contenedor de la empresa Nopal SA, con una carga legal de sésamo y una carga ilegal de cocaína, salió el 15 de mayo pasado del Puerto Fénix de Mariano Roque Alonso, hizo escala en el Puerto de Montevideo, en Uruguay, y luego en los puertos estaduales de Río Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná, San Paulo, Río de Janeiro y Bahía, en Brasil.
El contenedor también paró en Marruecos, Países Bajos e Inglaterra, antes de llegar a Alemania, donde finalmente fue descubierta la megacarga de cocaína.