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Marcio Ariel Sánchez Giménez, alias Aguacate, vivía tranquilamente en un departamento del segundo piso de una residencia situada en la esquina de Manuel Domínguez y Carlos Antonio López, a 200 metros de la línea internacional que divide la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero y el municipio brasileño de Ponta Porã (ver mapa).
El lugar del crimen fue allanado ayer de mañana por policías del Departamento de Investigaciones de Amambay, quienes ubicaron la guarida aparentemente tras contactar con los familiares del criminal ahora fallecido, quien también era conocido como La Fruta.
Los uniformados llegaron a la planta alta de la vivienda, donde hallaron un charco de sangre y decenas de vainas servidas correspondientes a las municiones que mataron a Aguacate.
El homicidio se registró en la noche del jueves
El homicidio se produjo aparentemente el jueves a la noche. Por las manchas de sangre encontradas, se entiende que Aguacate estaba sentado frente a una parrilla cuando empezó el ataque en su contra con una pistola calibre 9 milímetros.
El temible sicario fue rematado en el mismo lugar ya cuando estaba tirado boca abajo en el piso y luego su cuerpo fue arrastrado hasta el estacionamiento de la planta baja, donde lo alzaron a un vehículo y lo sacaron del lugar que alguien alquilaba para él.
El sitio donde fue arrojado el cuerpo el viernes de mañana queda a solo 600 metros de distancia, en Blas Garay entre Rubio Ñu y General Bruguez.
El lugar del hallazgo se sitúa a solo 150 metros del Palacio de Justicia y 250 metros de la Municipalidad de Pedro Juan Caballero.
La Policía y la Fiscalía retiraron de la casa la mayoría de los muebles que aún quedaban, supuestamente como evidencia.
Se nota que los asesinos de Aguacate eran personas de su extrema confianza, ya que la víctima ni siquiera tuvo tiempo de defenderse.
Evidentemente, lo mataron a traición, probablemente por orden de algún patrón más poderoso que consideraba a Aguacate como un “peso muerto” para la mafia fronteriza.
Marcio Sánchez, alias Aguacate, era señalado últimamente como “soldado” del clan Mota, dirigido por Antonio Joaquim Mendes Goncalves da Mota, de 30 años de edad, más conocido como Motinha, quien es buscado por la Policía Federal del Brasil por tráfico de cocaína.