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Jorge Humberto Moisés Álvarez, de 36 años, fue detenido el viernes último en su casa del distrito de General Aquino, departamento de San Pedro, en una operación del Departamento Contra Crimen Organizado (DCCO) de la Policía Nacional.
Álvarez, quien últimamente se movía con una cédula a nombre de otra persona, trabajó hasta el 30 de setiembre de 2020 como administrador de la estancia Divino Niño, cuyo casco central queda en las coordenadas 20° 33′ 52″ S, 60° 55′ 47″ W, en la zona de Teniente Pico, 200 kilómetros al norte de la ciudad de Mariscal Estigarribia, en el departamento de Boquerón.
Aquel día cuando Álvarez repentinamente desapareció de la estancia, fue desenterrado el cuerpo desmembrado del piloto paraguayo José María Martínez Gómez, de 38 años, al ser localizado en una fosa común al costado de la pista de aterrizaje ubicada a su vez a 10 kilómetros del casco central, específicamente en las coordenadas 20° 31′ 10″ S, 60° 59′ 30″ W.
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Cerca del cuerpo también fue hallada quemada y destruida la avioneta Cessna con matrícula ZP-BOK, en la que supuestamente el piloto Martínez trajo un cargamento de 450 kilos de cocaína desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Aparentemente, el piloto solo debía bajar para recargar combustible en la citada estancia, pero ni bien tocó tierra la nave fue neutralizada con disparos.
Martínez entonces descendió de la máquina e intentó correr hacia el monte, pero fue acribillado con pistolas calibre 9 milímetros.
Luego de la muerte del piloto, la droga fue robada y la máquina arrastrada hacia el monte contiguo a la pista, donde le prendieron fuego para hacer desaparecer evidencias.
Supuestamente, en esa época la pista de la estancia Divino Niño era alquilada por 5.000 dólares a los grupos de narcos que querían bajar en ella para reabastecerse, aunque en esa ocasión el piloto José María Martínez Gómez fue traicionado y cayó en una trampa.
De acuerdo con la investigación, uno de los que “vendieron” al narcopiloto que terminó muerto habría sido justamente el entonces administrador de la estancia, Jorge Humberto Moisés Álvarez, quien ayer fue imputado por el fiscal de Filadelfia, Héctor Andrés Velázquez, por el hecho punible de homicidio doloso, en carácter de cómplice.
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El fiscal Velázquez dijo ayer a ABC que, de momento, no tienen elementos suficientes para procesar al estanciero también por narcotráfico, ya que la narcoavioneta fue quemada y no se pudieron recuperar evidencias.
Culpa a su patrón
En su descargo, el ahora imputado Álvarez habría culpado al que era su patrón, el ganadero Florentín Calonga Benítez, de 65 años, oriundo de Pedro Juan Caballero.
Calonga figuraba en ese entonces como dueño de la estancia Divino Niño, según datos del Ministerio Público.
Supuestamente, el administrador Álvarez estaba en Asunción cuando el piloto fue asesinado, cumpliendo justamente con un mandado del dueño de la estancia Calonga.
En su testimonio, que aún no es oficial, Álvarez supuestamente manifestó que cuando se descubrió el crimen, su patrón Calonga le llamó y le dijo que ya no regresara a la estancia y que si abría la boca le iba mandar a matar, siempre de acuerdo con lo que habría dicho a la Policía luego de su captura.
Sin embargo, esta versión tendría que ser ratificada por Álvarez ante el Ministerio Público para que la investigación pueda orientarse también contra el dueño de la estancia.
Aeródromo
El seguimiento de este caso, hace dos años, había derivado en un allanamiento en el aeródromo Arrayán de Areguá, de donde despegó el piloto José María Martínez Gómez, quien posteriormente sería encontrado muerto en la estancia del Chaco.
¿Policías implicados?
El fiscal Andrés Arriola, quien ahora trabaja en la unidad de Crimen Organizado de Asunción, y el fiscal Héctor Velázquez, quien quedó en vez de Arriola en el Chaco, reconocieron en su momento que una versión que se manejaba sugiere que un grupo de policías participó en el crimen del narcopiloto José María Martínez Gómez y el robo de la cocaína que este trajo de Bolivia.
Sin embargo, como la aeronave fue quemada, nunca se pudo determinar quiénes fueron los responsables del ataque a tiros que se desató cuando la máquina aterrizó en la estancia Divino Niño.