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El viernes 27 de julio de 2012, la actriz argentina Ana María Casanova, más conocida como Moria Casán, en aquel entonces de 65 años de edad, participó de un evento denominado Mega Fashion Show, en el Centro de Convenciones de la Conmebol, en Luque.
Durante su presentación, Moria Casán lució una gargantilla blanca con detalles de zafiros azules, que costaba 70.000 dólares, y un par de aros de cuello blanco con detalles de zafiros azules, valuado en 12.000 dólares, que le prestó el empresario Juan Armando Benítez Gil, dueño del local “Armando Joyas”.
El joyero tomó sus previsiones y le entregó las piezas a Moria bajo un acta notarial de la escribana pública Olga Insaurale.
Justamente, cuando Moria bajó del escenario, Juan Armando se acercó a ella para recuperar sus joyas, pero la actriz ya no tenía la gargantilla ni los aros.
El joyero entonces le pidió las joyas al asistente de Moria, Aldo Alexis Sotto, alias Galo, y después al mánager de la artista, Luciano Garbellano, pero estos también respondieron con evasivas.
Como al día siguiente no recuperaba sus joyas, Juan Armando Benítez Gil hizo la denuncia ante la Policía, cuyos agentes a su vez comunicaron la situación a la fiscala Celeste Campos Ross (ya fallecida) y esta ordenó la detención de la famosa argentina.
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Moria Casán fue capturada a las 16:30 del sábado 28 de julio de 2012 en el aeropuerto Silvio Pettirossi de Luque, cuando pretendía regresar a Argentina en un vuelo de Sol del Paraguay, aunque llamativamente un día antes de lo previsto inicialmente.
Moria Casán pasó la noche detenida en la comisaría 17ª de Mujeres, en Asunción, y el domingo 29 de julio de 2012 declaró por dos horas ante la fiscala Campos Ross, en Luque, tras lo cual fue liberada aunque después de que complicara a su asistente Galo y a su mánager Garbellano, cuyas capturas fueron ordenadas. Esa misma noche la reconocida actriz sí ya pudo volar a su país.
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Una semana después del show, el viernes 3 de agosto de 2012, la Fiscalía de Paraguay volvió a ordenar la detención de Moria Casán, su asistente y su mánager, quienes fueron imputados por apropiación.
Mientras los argentinos Moria, Galo y Garbellano tenían orden de captura internacional e incluso pedido de extradición desde Paraguay, la gargantilla de zafiros apareció pero en cuatro pedazos y sin muchas de sus partes, el viernes 5 de octubre de 2012, al ser dejada dentro de un sobre en el Juzgado de Luque.
La aparición de las joyas “carneadas” fue dos días después de que Moria y el joyero firmaran un acuerdo que en teoría era la solución para todos.
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El miércoles 24 de octubre de 2012, el asistente Galo fue detenido cuando volvió a Paraguay. Tras casi una semana en la cárcel de Tacumbú, el 31 de octubre, obtuvo su libertad bajo la figura de suspensión condicional del procedimiento, y luego de aceptar su participación en el sonado caso del robo de las joyas, obtuvo su libertad.
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Moria Casán, finalmente, fue recapturada el lunes 14 de diciembre de 2015, cuando retornó a Paraguay para blanquear su situación procesal que ya llevaba vigente más de tres años.
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Sin embargo, lejos de que terminara el escándalo, la jueza Dina Marchuk ordenó la remisión de Moria a la cárcel de mujeres Casa del Buen Pastor, donde esta protagonizó otro recordado suceso al tratar de meter consigo una porción de cocaína.
Luego de unos días intensos, en los que la defensa de Moria tuvo que demostrar que esta era consumidora habitual de drogas, la vedette argentina salió de prisión el miércoles 23 de diciembre de 2015 y regresó a Argentina.
El marzo de 2016, cuando tuvo que venir a Paraguay para su comparecencia trimestral por el caso de las joyas, Moria Casán visitó a sus excompañeras de prisión en el Buen Pastor.
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El único que nunca fue sometido a proceso en Paraguay fue el mánager Luciano Garbellano, quien hasta ahora tiene orden de captura internacional con fines de extradición, según confirmó ayer el departamento de Interpol de la Policía Nacional.