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El exconvicto Fernando Nicolás Areco cayó el domingo de tarde en Teniente Ochoa casi Emilio Johansen de Villa Elisa, en las inmediaciones de su domicilio.
Areco ya fue remitido ayer a la penitenciaría regional de Emboscada, donde pasara a cumplir una condena dictada en 2015 por un homicidio ocurrido en Caacupé.
Sin embargo, la última captura de Areco data del año 2018, cuando luego de una seguidilla de asaltos callejero su cómplice y él fueron perseguidos y arrollados en San Antonio por una patrullera de la comisaría local.
Fernando Nicolás Areco era un objetivo de alto valor para la Policía desde el 27 de junio pasado, cuando murió en su casa del barrio San Isidro de Lambaré la estudiante Romina Aylén Peralta Rodríguez.
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El caso de la Romina se hizo muy conocido porque inicialmente se pensó que su deceso fue ocasionado por un cigarrillo electrónico o vapeador.
Pero posteriormente se comprobó que en realidad acusó un balazo en el pecho.
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Romina sufrió el tiro mortal cuando estaba encerrada en su pieza con su hermano de madre, Wilmar Javier Baliero Rodríguez, quien trabajaba como playero en una estación de servicios.
Este último, quien niega el crimen, está preso e imputado por feminicidio, ya que supuestamente era el novio de su propia hermana.
El arma homicida
El arma homicida, un revólver calibre 22, fue recuperado por la Policía cuatro días después del fallecimiento de Romina, al ser abandonado a costado del cementerio Parque Serenidad de Villa Elisa.
Supuestamente, el ahora detenido Fernando Nicolás Areco era el dueño original del revólver, aunque según la fiscala Gladys González lo entregó empeñado a Wilmar a cambio de G. 300.000.
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Empero, pocas horas después de la muerte de Romina, el propio Wilmar devolvió el revólver a su dueño Fernando, siempre según el testimonio de la agente del Ministerio Público.
Fernando Nicolás Areco podría complicar aún más la situación del presunto feminicida Wilmar Baliero, en caso de que declare y confirme que le empeñó a este su revólver.