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Ya pasaron las fiestas de Navidad y Año Nuevo, las vacaciones se fueron y volvieron los libros que debés leer a fin de pasar a otro grado o curso en el colegio. A diferencia de los mejores egresados con buenas calificaciones finales, los tekorei del fondo y aquellos que se pasaron jugando y no entrando a clases tienen que afrontar los exámenes de febrero.
Si sos el famoso febrerista y ya no sabés qué hacer para que lo leído se te quede grabado en la cabeza, existen algunas ideas que podés aplicarlas en tus horas de estudio con el objetivo de rendir bien el examen recuperatorio. Muchos alumnos optan por acudir a un profesor particular, pero si no tenés 20.000 ó 30.000 para pagar tres veces por semana, el paso número uno es apartar, por lo menos, una o dos horas por día para dedicar al estudio.
En el caso de que historia haya sido tu debilidad y tenés que saber de memoria las fechas principales, agarrá un marcador y un papel sulfito para hacer un esquema cronológico de los sucesos; una vez terminado, lo podés pegar por tu pared. De esta forma, cada vez que te peines o vistas, mires y leas tu cartel para que tu cerebro haga su trabajo.
Además, sea la materia que sea, también tenés la opción de juntarte con otro compañero aplazado o un primo para analizar cierta unidad y, una vez que terminen de leer, comentar con palabras propias ayudará lo suficiente para comprender mejor lo estudiado. No es mucho pedir que dejes a un lado tu celular en el momento de abrir un libro, pues las redes sociales son principales distractoras de estudio; tu chuli puede esperar, ahora solo debés enfocarte en los puntos que te faltan.
Psicológicamente, otra motivación es que pienses que, mientras vos estés sin pestañas de tanto leer, tus amigos están pileteando con tereré en mano y presumiendo en redes sus jugosas calificaciones. Una técnica que puede ser eficaz consiste en hacer resúmenes de las materias que dejaste y leer en voz alta grabando todo lo que mencionás; así, mientras estás duchándote, la grabadora de voz te enseña con tus propias palabras.
Para no acostumbrar ser un aplazado, decí con confianza que este será tu año e intentá lograr el 80% de proceso que la educación requiere, pues los exámenes solo son el 20% que complementan las materias. Seguro no querés ser el fracasado del curso y hasta de la familia, ¿verdad?
Aunque resulte difícil comprender en menos de un mes todo lo que no atendiste en clases durante los nueve meses de estudio, si te preparás como se debe, seguro pasás. ¡Adelante, compañero febrerista!
Por Ezequiel Alegre (18 años)