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Los jóvenes solemos adecuarnos a las tendencias de último momento constantemente. Tanto así que, a veces, sin darnos cuenta, vamos perdiendo nuestra esencia, lo que nos identifica como paraguayos.
Las canciones tan lindas como “Patria querida” que, con mucho fervor cantábamos en nuestros primeros años de escuela, solo son recordadas durante momentos patrióticos o cuando la Albirroja se presenta en cancha para despertar la vibración de todos los paraguayos.
Son muchas las personas que tienen una inclinación hacia la música latina o, incluso, hacia las canciones en inglés de rock o pop. Lastimosamente, son muy pocos los adolescentes y jóvenes que pueden cantar a todo pulmón al son de “13 tuyuti” o tararear “Acuarela paraguaya”, acompañados de la voz de Luis Alberto del Paraná.
Por fortuna, varias bandas están aportando con sus nuevas melodías y ritmos para que podamos volver a nuestras raíces: la dulce música paraguaya. Hace poco tiempo, con la ayuda de “Viajando voy”, una canción de Tierra Adentro lanzada en 2016, los jóvenes volvieron a interesarse en las polcas y guaranias.
“Fiesta patronal”, del mismo grupo musical, pone una sonrisa en el rostro de hasta las personas más malhumoradas. Es difícil contener las ganas de bailar con los ritmos alegres de esta canción.
Asimismo, Pablo Benegas conquista a un público de diferentes edades con “Soy de mi tierra”. Nadie puede resistirse a corear “Soy de la tribu guaraní que han marginado, soy con orgullo embajador de mi país”.
La banda Entre Hojas también colabora con sus canciones. “Raíces” habla de huellas y cenizas de una batalla en Boquerón y de los cerros ubicados en Paraguarí, así como también de mujeres itaugüeñas tejiendo ñandutíes y de panambíes entre los jazmines.
Cada vez más son las bandas que deciden dejar un legado tan lindo a las próximas generaciones. Después de todo, son estas canciones, que hablan de nuestra historia, tradiciones y costumbres, las que perdurarán en el tiempo y nos harán llorar cuando recordemos todo lo que nos hace “más paraguayos que la mandioca”.
Por Fiona Aquino (18 años)