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La vigorexia es un trastorno psicológico y alimenticio que afecta mayormente a los hombres de 18 a 30 años. Este padecimiento deriva en un cuadro obsesivo y compulsivo por realizar ejercicios físicos durante muchas horas.
A pesar de que esta patología no está reconocida por la Organización Mundial de la Salud, algunos psicólogos explican que las personas vigoréxicas poseen baja autoestima y son inmaduras por la obsesión del cuerpo perfecto. Los hombres son los mayores protagonistas de esta enfermedad porque no se conforman solo con hacer ejercicios físicos, sino también toman esteroides en alta cantidad y se someten a una dieta estricta baja en grasas y carbohidratos.
El psiquiatra estadounidense Harrison Pope fue el primer profesional que publicó en 1993 un estudio sobre la vigorexia en una revista de la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés). Según sus estadísticas, aproximadamente un millón de personas en Estados Unidos podrían estar sufriendo ese trastorno; es decir, cerca del 10% de los ciudadanos que acuden al gimnasio. En América Latina, aún no existe un estudio completo sobre la enfermedad.
“Espejito, espejito, dime cómo tener el cuerpo más marcado”, es lo que dice un vigoréxico al ver su reflejo en el cristal. A pesar de que todo el día hace ejercicios, la persona piensa que está débil o con bajo peso.
La mayoría de los hombres se esmera en cuidar su imagen, como si hubiera una competencia social para determinar quién posee el cuerpo más marcado. El fisicoculturismo es uno de los deportes que comúnmente se relacionan con este trastorno.
Quienes padecen este desorden alimenticio constantemente se obsesionan con sus imperfecciones y distorsionan la percepción de sí mismos. El principal objetivo del vigoréxico es cumplir a cabalidad con un programa duro de entrenamiento que se centra en el ejercicio de levantar grandes pesas para agrandar sus músculos.
Está bien que hagas ejercicios, pero no abuses con las pesas ni con el consumo de suplementos. Es mejor que prefieras el buen estado de salud antes que la apariencia física.
De nada te sirve entrenar sin detenerte para lograr tener tu cuerpo lleno de músculos. Es mejor que te quieras así como sos antes que llevar a tu organismo a posibles serios daños.
Por Mónica Rodríguez (18 años)