Cargando...
Cuando éramos pequeños, no existía nada más satisfactorio que escuchar a nuestros padres diciendo que saldríamos de paseo. Recorrer nos daba la posibilidad de conocer muchos lugares y personas; por eso, en el mismo momento en que nos comunicaban que debíamos volver a casa, poníamos una cara de malhumor.
Hoy en día, también tenés ganas de viajar, pero existe un pequeño problema: por un lado, debés estudiar y, por el otro, trabajar para ahorrar dinero. Después de una larga jornada, llegás a tu casa y, debido a que seguís a cuentas en las redes sociales que publican fotos de los lugares más bellos del mundo, encontrás imágenes del mar Caribe con su increíble color turquesa o postales de la torre Eiffel en París. En ese mismo instante, deseás contar con el poder de la teletransportación y aparecer en esos sitios.
La preparación en el momento de emprender un viaje produce cosquillitas en el estómago y muchas expectativas. Conocer un nuevo lugar te da la posibilidad de relajarte y captar nuevas sensaciones; el olor del sitio, el diseño de las construcciones y el canto de las aves son detalles que nunca vas a olvidar cuando tengas que relatar tu experiencia.
¿Alguna vez te imaginaste estar en medio de las rocas que conforman el Machu Picchu en Perú o visitar el puente de Brooklyn en Nueva York? Alas para soñar nos sobran, pero dinero para despegar tal vez nos falte. Así que, una de las primeras medidas a tomar si querés recorrer el mundo es trabajar arduamente y ahorrar de manera metódica.
¡Stop ahí! Viajar no significa salir al exterior solamente. En nuestro país, existen hermosos lugares a los que podés ir a relajarte sin necesidad de subirte a un avión. Si te gusta la combinación de deporte y naturaleza, tenés la oportunidad de escalar el cerro Yaguarón; en el caso de que seas un apasionado de la historia y el arte, debés visitar las ruinas de Trinidad en el departamento de Itapúa y, si tu deseo es encontrar la paz que brinda el agua, no olvides que Salto Cristal te está esperando.
Nunca te cierres ante la posibilidad de agarrar la mochila y salir de viaje. Será una experiencia enriquecedora que podrás contarles a tus nietos los domingos por la tarde, tras el almuerzo familiar.
Por Viviana Cáceres (19 años)