Vas a misa, pero no ayudás a tu prójimo; ¿te considerás un buen cristiano?

Asistir a misa todos los domingos y tener a tus santos en una mesa no te convierten en un buen cristiano. Hace dos mil años, Jesús instaba a sus seguidores a testimoniar su fe y ayudar a los necesitados. ¿Vos seguís las enseñanzas del Hijo de Dios?

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Nuestro país es una nación laica, pero se mentiría si se dijera que la religión católica no es la mayoritaria en el Paraguay. Prueba de ello son las iglesias repletas los domingos, las misas que se ofrecen a los difuntos y enfermos y la tradicional peregrinación junto a la Virgen de Caacupé que realizan miles de fieles cada diciembre.

Muchos de los hogares paraguayos cuentan con un rincón en donde se encuentran algunas imágenes de santos, rosarios, velas, etc., pero, ¿ser cristiano es solo eso? Desde que Jesús empezó a predicar y enseñar a la gente de su tiempo, miles lo consideraron el Hijo de Dios y buscaron seguir sus pasos y actuar como él.

Hoy, muchas personas dicen ser cristianas, pero no demuestran ese cristianismo en las acciones que realizan en el día a día. Asistir a misa, tener a varios santos en una mesa y pedir la bendición a tus padres no son suficientes para considerarte un verdadero seguidor del Hijo de Dios. ¿Cuántas veces viste a una persona hambrienta en la calle y, aunque podías ayudar, diste vuelta la cara y seguiste caminando?

Las acciones hacen a un cristiano; vestir al harapiento, dar de comer al hambriento y de beber al sediento son cosas que realiza un verdadero seguidor de Jesús. Por las calles de nuestra capital existen decenas de niños, adultos y ancianos descalzos, durmiendo sobre cartones y que, probablemente, no han probado un bocado de comida en todo el día.

Se sabe que la situación económica de la mayoría de los compatriotas no es la mejor, pero podés juntar esa ropa que ya no usás, hacer vaquita con tus amigos para comprar alimentos y salir a ayudar a la gente que necesita. Acciones como esas te convierten en un cristiano genuino y te otorgan la satisfacción de saber que estás haciendo cosas buenas, ayudando a los demás.

Asistir a misa es algo positivo para los creyentes, pero el verdadero discípulo se hace en las calles, extendiendo una mano a quien lo necesite. Quizás no tengas la capacidad de hacer milagros como sí lo tuvo el Hijo de Dios, pero al dar un pedazo de pan a ese hombre con quien te cruzás todos los días y que siempre está tirado en el piso, estás realizando una buena obra y actuando tal y como lo enseñaba Jesucristo, dos mil años atrás.

Por Brian Cáceres Verón (18 años)

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