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Alguna vez habrás escuchado a algún pariente quejádonse de la mala atención médica que tiene el IPS u otro centro de salud. La mayoría de los pacientes suelen esperar horas y horas para que un médico pueda echarles un vistazo y, así, recetar los medicamentos respectivos, de modo que la molestia ya no sea un impedimento para continuar con la rutina.
La doctora Perla Paredes, hija de la diputada colorada Perla de Vázquez, abandona su puesto de trabajo en la clínica Nanawa del Instituto de Previsión Social para ir a desayunar y luego a la peluquería. Como cualquier funcionario público, “Perlita” entra para marcar su hora de entrada y luego desaparece, dejando a los asegurados esperando un par de horas para ser atendidos.
La labor de un médico es velar por la salud y bienestar de los pacientes; la inspiración de un funcionario de blanco debe ser tratar de curar los malestares, además de hacer sentir mejor a la gente enferma. No es para nada divertido perder toda la mañana esperando el momento que la enfermera comience a gritar tu nombre y seas atendido.
Los planilleros públicos no pasan de moda en nuestro país; existen miles de casos de funcionarios que, al igual que “Perlita”, no cumplen con sus respectivos horarios laborales. Se toman el tiempo libre para hacer de todo un poco, menos su trabajo, sin que les importe el bienestar de la población. Esperamos que esto no se vuelva una tendencia para todos los que trabajan para el Estado.
Para que el país progrese, la persona que marcó su hora de entrada debe estar en su oficina o consultorio trabajando y brindando su servicio. No importa si es la hija de una diputada o del mismo presidente de la República, cada uno debe dar su granito de arena, en lo que puede y lo que sabe, para que haya avances en nuestra sociedad.
Toda la ciudadanía concuerda en que no se puede vivir en un país donde nos quieren estafar por todos lados. Nos roban nuestro tiempo en los hospitales, nos roban dinero al ser planilleros y nos roban los motochorros al salir en la calle. Decimos “¡basta!” a esta deplorable tendencia de tomarse el tiempo libre en horas laborales.
Por José Peralta (18 años)