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Ver a los bomberos en acción fue uno de los factores que motivaron a Samara a introducirse al mundo de los héroes amarillos; la seguridad con que los hombres y las mujeres ejecutaban complicados procedimientos para salvar vidas despertó la curiosidad de la joven. “Ahora que estoy dentro de la 1ª Compañía de Bomberos Voluntarios, puedo decir que el servicio supera mis expectativas, pues es muy satisfactorio ayudar a las personas de esta manera”, comenta.
Una semana después de haber jurado oficialmente como bombera, Samara se enfrentaba a su primera emergencia mayor: el incendio del Abasto; la joven recuerda que debió dominar sus emociones y concentrarse en contener la catástrofe. “Mientras uno intentaba apagar el fuego, había familias lamentándose por la pérdida de sus pertenencias; en ese momento, tuve que enfocarme en hacer mi trabajo de la mejor forma posible”, recuerda.
Uno de los momentos más emocionantes en la vida de Samara fue cuando se convirtió en bombera y prometió salvar a personas en situación de riesgo y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente. “Al momento de levantar la mano al cielo para jurar, sentí que un cosquilleo recorría mi brazo y noté que tenía la piel de gallina”, cuenta muy emocionada. Desde entonces, la joven abrazó el estilo de vida de estos héroes amarillos.
“Siempre me gustó lo que hacía mi abuela; ella visitaba asilos, organizaba meriendas para los niños y ayudaba en general a los necesitados en nuestro barrio. Desde pequeña, anhelé servir a las personas al igual que mi abu”, relata Samara. La bombera viene de una familia que despertó en ella el espíritu de servicio; el ejemplo de su tata la animó desde el principio y recuerda con cariño las oportunidades en las que la vio realizar actos de caridad.
Cada vez hay más mujeres interesadas en el mundo de los bomberos y, según la joven, no existe discriminación hacia el sexo femenino; entre los bomberos, solo hay hermandad, pues se apoyan mutuamente. “Las chicas no tenemos por qué limitarnos, podemos realizar todas las tareas que hacen los hombres”, comenta.
Samara desea que los jóvenes interesados en ser bomberos no tengan miedo de intentarlo; también, resalta que uno puede ayudar a las personas de varias maneras y que todo el tiempo invertido en la gente deja anécdotas agradables. “No importa cuántas obligaciones tengan o si la facu y el trabajo les cansa; siempre habrá un momento para estar al servicio de los demás y esto les dará grandes satisfacciones”, finaliza.
Por Belén Cuevas (16 años)