Muchas críticas negativas giran en torno al arbitraje en nuestro país. Los jueces toman la batuta en los encuentros deportivos y sus resoluciones originan las abucheadas y groserías en las tribunas. Ciertos partidos que terminan con resultados que, de acuerdo a la voz del hincha, son amañados, generan debates en redes sociales y medios de prensa.
Algunos presidentes de los clubes que integran la Asociación Paraguaya de Fútbol pegan el grito al cielo para protestar contra el arbitraje. Por mencionar algunos casos, son conocidas las declaraciones del ex presidente decano Marcelo Recanate, quien tildó a los árbitros de “ladrones de guantes blancos” y otras expresiones subidas de tono. También, recientemente, el mandatario del Olimpia, Marcos Trovato, habló de una “rosca mafiosa” presente en los torneos.
En el 2014 se dio un caso particular en la “República de Luque”: la Junta Municipal resolvió declarar al árbitro Ulises Mereles “persona no grata” por su supuesta actitud antideportiva en contra del Sportivo Luqueño, por lo que los escraches no se hicieron esperar en la ciudad “Azul y Oro”.
Existen situaciones más serias en donde los árbitros son agredidos al finalizar los cotejos deportivos. Generalmente, estos hechos ocurren en torneos del interior del país. Después de que se da el pitazo final, algunas canchas se transforman en verdaderos campos de batalla y todo el odio de los hinchas encuentra su blanco en los árbitros, quienes, lastimosamente, son derivados a los hospitales a causa de las agresiones que reciben.
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Estos son algunos de los incidentes polémicos relacionados con el arbitraje en nuestro fútbol, pero Paraguay no es el único país con problemas de esta índole. Esta situación está presente en casi todos las naciones del mundo, en torneos de primer nivel, por lo que son contados los árbitros respetados por su trayectoria intachable.
El fanatismo desmedido es capaz de hacernos perder la cabeza y nos olvidamos de que el árbitro es un ser humano que, equivocado o no, cumple con un rol importante en las canchas. No se niega que el arbitraje paraguayo necesita urgentemente reformas y mayor capacitación, pero tampoco se justifican los actos de violencia contra los réferis. La verdadera “rosca de odio” está presente en algunos hinchas, quienes cegados por la intolerancia, atentan contra los árbitros y el lindo espectáculo que ofrece un buen partido de fútbol.
Por Víctor Martínez (18 años)
