SOS, cuidemos que los yaguaretés no estén dando sus últimos rugidos

El cuarto predador más grande del mundo está en peligro de extinción. La amenaza para el yaguareté sigue y se estima que, a nivel nacional, solo existen entre 300 y 500 ejemplares. De nosotros depende que estos animales no queden en simples memorias.

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El yaguareté es el predador más grande en nuestra selva guaraní y habita en su amplia mayoría en la región del Chaco. Esta especie sufre una fuerte amenaza de desaparición a causa de las pérdidas de los bosques, que constituyen su hábitat natural, y al hostigamiento por la cacería furtiva.

Sin embargo, es importante resaltar que muchas veces los yaguaretés terminan muertos no a causa de la caza, sino por la custodia que realizan muchas personas en sus establecimientos ganaderos. En varias ocasiones, los estancieros matan indiscriminadamente a todos los yaguaretés que encuentran, como forma de prevención y cuidado de sus animales vacunos.

Un yaguareté macho puede pesar 120 kilos y una hembra, 90. Según la Wildlife Conservation Society Paraguay (WWF), estos ejemplares cumplen un rol irreemplazable en el ecosistema natural como depredador tope de las cadenas alimenticias.

Además, el yaguareté es un símbolo en los bosques de nuestro país y es bastante apreciado por los extranjeros, pero, ¿qué pasa con los paraguayos? Lamentablemente, hay quienes no valoran la naturaleza; por esta razón, se lanzó un plan de manejo que prevé acciones con instituciones públicas y privadas para proteger esta especie en su sitio de origen y potenciar la población existente.

Las acciones que realicemos cada uno de nosotros son cruciales en este dilema, porque si colaboramos en la conservación de especies silvestres y denunciamos la caza, estaremos ayudando bastante. Es necesario que, de igual manera, se apliquen las sanciones a quienes molestan y asedian a los jaguares.

A pesar de que existen disposiciones legales que prohíben la caza (Ley 96/92) y sancionan a quienes destruyen especies en peligros de extinción (ley 716/96) no se garantiza la preservación del yaguareté. La creación de áreas silvestres protegidas contribuye en gran medida a conservar a los animales; no obstante, el riesgo sigue y depende de nosotros que los rugidos de los ejemplares majestuosos no pasen a formar parte de una antigua anécdota.

Por Rocío Ríos (18 años)

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