“Si invertimos 10% de la energía para ayudar a los demás, las cosas cambiarían”

¿Por qué no dejar el mundo de la mejor manera para la siguiente generación? Animate a extender una mano y a ser un voluntario como Sebastián Jara (20), quien pasa sus ratos libres como voluntario en vertederos de Cateura, Tablada, Encarnación y Luque.

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El trabajo voluntario no solo se trata de una labor no remunerada, tiene que ver con un compromiso social que depende de valores como el altruismo y la solidaridad y que, al mismo tiempo, busca mejorar la calidad de vida y aumentar las oportunidades de personas que se encuentran en situaciones vulnerables.

Sebastián Jara demostró que tenía interés por mejorar su comunidad con tan solo 15 años, cuando decidió postularse para enseñar informática a chicos de un colegio humilde. Al principio, sintió miedo y nervios, pero con el tiempo fue ganando experiencia, aprendió qué cosas llaman más la atención de los niños y cómo llegar de una mejor manera hasta ellos.

“Ahora mismo soy parte del Club de Escuela Solidaria (CES), estoy en el área de enseñanza de matemáticas, pero ayudo en todo lo que sea necesario. Trabajamos con chicos de Cateura, Tablada y vertederos de Encarnación y Luque” menciona el joven.

Enseñar a niños y niñas de dichos lugares suele ser un poco complicado, cuesta bastante captar su atención y los que trabajan como profesores deben invertir su tiempo investigando y aprendiendo métodos para que los chicos puedan aprovechar de la mejor manera.

“Siempre tuve esa idea de que la educación sería lo que cambiaría nuestra sociedad, no hace falta ser un ingeniero o científico, uno puede aportar con su tiempo y con su energía. Al ser voluntario, uno puede desarrollarse en varios aspectos, a veces son los chicos mismos los que nos enseñan cosas a nosotros” indica Sebastián.

Igualmente, los voluntarios ofrecen talleres de ciencias y deportes en donde los pequeños realizan experimentos y aprenden a jugar deportes como rugby y esgrima. “Procuramos utilizar una sola metodología y tratar a todos los chicos por igual. Unimos a los que entienden más rápido y a los que necesitan más tiempo para que juntos puedan aprender”.

El joven menciona que lo mejor de ser un voluntario es que uno es un agente de cambio, es una manera de mejorar la sociedad. “Yo tengo una filosofía de que si tan solo usáramos un 10% de la energía que empleamos para ver una serie en investigar cómo podemos ayudar a nuestra comunidad en educación y otras áreas, las cosas van a cambiar”.

Si te gustaría echar una mano, pero no sabés cómo ni a quienes acudir, solo debés investigar en internet, toda la información se encuentra ahí. “Es cuestión de buscar; siempre hay algo o alguien que necesita nuestra ayuda. Existen varias organizaciones que asisten a personas como Techo, Ces y Fundación Paraguaya, solo se necesita que más personas muestren interés en hacer algo por los demás” concluye el voluntario.

Por Fiona Aquino (18 años)

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