Se busca a asesinos del idioma que matan con su mala ortografía

Te llega un mensaje de un amigo y vos tratás de descifrarlo, ya que su ortografía es confundible con el arameo antiguo. Poder leer un texto mal escrito es una misión delicada y dolorosa para las personas amantes de la correcta escritura.

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¿Recordás la época de la escuela? Alguna vez habrás enviado cartitas abreviadas a tu amor o grabaste por alguna pared “María x Juan x 100pre”. Muchas personas pasan por esa etapa de la vida, en la que aman escribir usando pocas letras pero esa época se supera. Aunque existe mucha gente que, con 18 ó 20 años, sigue escribiendo textos o mensajes con horrores ortográficos.

En el grupo de WhatsApp del curso nunca falta la persona que utiliza una, dos o tres letras para tratar de decir alguna palabra. Por ejemplo, “también” es “tbn”, “qué tal” es “qtl” o “nomás” es “oma”. Al ver la ortografía de dicho compañero, uno debe deducir automáticamente que este personaje no prestó atención a ninguna clase de castellano.

Las redes sociales, encabezadas por Facebook, son el epicentro de los horrores ortográficos de miles de personas. Al ingresar a tu cuenta y mirar tu muro, lo más probable es que te salte alguna publicación de un amigo que “se siente triste” y exprese su depresión vía Facebook. Lo malo no es eso, sino que, al parecer, esa persona tuvo una discusión con su diccionario y su ortografía se vio seriamente afectada.

Tampoco está ausente la tía que comenta todas tus fotos en Facebook; realmente, eso es genial porque sabés que al menos a una persona le parecés atractivo. Pero lo que no luce purete es que ella te ponga que estás grande y hermoso, pero con una escritura que, al parecer, es alienígena o de la época de Mesopotamia. Para poder leer el agradable comentario de la querida tía debés recurrir a alguien que escriba igual o, en el peor de los casos, solicitar que ella te lo traduzca.

El error más común es el de comerse las tildes; eso es algo muy frecuente que incluso ocurre en comunicados del Gobierno o de instituciones del sector privado. Así también, están los errores característicos del paraguayito como “voya”, en lugar de “voy a”; el “haiga” que reemplaza al “haya” o el clásico “enserio”, el cual escriben todo junto.

Vivimos rodeados de personas que acostumbran a escribir mal y, seguramente, más de una vez te alteraste tratando de explicar cómo se escribe una palabra. Si vos te considerás un pro en el tema de la ortografía, podés ayudar a los demás a superar este mal y, de esa manera, esta gente dejará de causar pesadillas a los pobres responsables de la RAE.

Por Brian Cáceres Verón (17 años)

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