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En Areguá, una ciudad de monumentos naturales como los cerros Kõi y Chororĩ, existe una alta tasa de contaminación debido a la desidia de las autoridades. Algunos jóvenes, preocupados por la situación, realizaron varias denuncias a la Municipalidad y a los organismos encargados, pero no fueron escuchados. Debido a eso, decidieron llevar a cabo un proyecto sociocultural y ambiental denominado "Salvemos nuestros cerros".
La situación actual de los cerros es penosa, pues los caminos de acceso a los monumentos son utilizados como vertederos clandestinos por los ciudadanos e, incluso, por la Municipalidad. Lastimosamente, a pesar de que estos recursos fueron reconocidos jurídicamente como "monumentos naturales" en el año 1993, los organismos encargados del ambiente nacional no les dan la importancia que se merecen.
“Salvemos nuestros cerros” surgió debido a que los cerros Kõi y Chororĩ se encuentran en un estado de total abandono. Por eso, varios jóvenes aregüeños comprometidos con la naturaleza decidieron realizar movilizaciones, pues creen que estos monumentos naturales son potenciales turísticos, históricos y ambientales no solo para la ciudad, sino también para el país.
Mediante charlas y talleres en instituciones educativas, el grupo de jóvenes comprometidos intenta concientizar a los niños, adolescentes y adultos sobre la situación actual de los grandes monumentos que existen en la comunidad. Del mismo modo, desean hacer entender a los ciudadanos que estos cerros, si son protegidos, pueden convertirse en atractivos turísticos que generarán recursos económicos al pueblo.
Por otra parte, una vez culminada la ejecución del proyecto, se espera que los habitantes de la zona adopten hábitos respetuosos con la naturaleza de la zona. Por ejemplo, que aprendan el cuidado de los recursos hídricos y forestales, la adecuada disposición de las basuras, así como la constante vigilia y denuncia de los delitos ambientales.
Cuidar los recursos naturales es una obligación del ser humano, pues los mismos forman parte del lugar en el cual vive y, por ende, debe protegerlos. En Canadá, existen piedras singulares muy semejantes a las de los cerros Kõi y Chororĩ y ese país del norte de América declaró las zonas donde se encuentran estas rarezas geológicas como "Patrimonios de la Humanidad", un hecho que deberíamos admirar y emular.
Por Joaquín Tandé (18 años)