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El 21 de marzo estaba programado un debate entre los principales candidatos para ocupar el cargo de presidente, Mario Abdo Benítez y Efraín Alegre, en el campus de la Universidad Nacional de Asunción. Lastimosamente, el encuentro debió suspenderse pues el “hijo de la dictadura” no respondió a la invitación, aunque sí prefirió asistir a un programa televisivo a contar chistes.
Al analizar dichas acciones, nos preguntamos: ¿Cuánto interés realmente le brindan a la educación nuestros futuros representantes? Teniendo en cuenta que la educación terciaria paraguaya se encuentra en su peor momento, ya que ni siquiera figura dentro de la lista mundial 2017-2018 de “QS University Ranking”, debería ser un punto de suma importancia a tratar para los mandatarios a ser electos el próximo 22 de abril.
Es por eso que los estudiantes de las 12 facultades de la UNA decidieron organizar un debate, para que los presidenciables puedan presentar sus proyectos pero, por sobre todo, para que escuchen las inquietudes de los jóvenes universitarios. Lastimosamente, se quedaron con las ganas, ya que para Marito no fue suficiente ignorar la invitación; es más, se atrevió a burlarse de los alumnos en las redes a través de un vídeo en el que dice: “Saludos a los amigos de la UNA”, acompañado de una sonrisa irónica.
¿Qué podemos esperar de una persona que ni siquiera se toma unas pocas horas para escuchar las inquietudes de quienes serán en unos años los ingenieros, médicos y profesores de nuestro país? Estudiantes de la UNA manifestaron que si es que no se le tiene en cuenta a los jóvenes universitarios durante la campaña, existen menos garantías de que lo hagan una vez que los candidatos asuman el gobierno.
Luego de no haber confirmado su presencia en el debate organizado por los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción, Marito aseguró que participará de una sola charla el próximo 7 de abril, pero lo más probable es que se reúna con dirigentes estudiantiles de su partido, ya que en varias ocasiones mencionó que trabajará exclusivamente con personas coloradas.
Entonces, ¿debemos los jóvenes ser necesariamente correlís de Marito para que se escuchen nuestras inquietudes y dejemos de ser ninguneados?
Por Fiona Aquino (18 años)