“Salí en busca de oportunidades vendiendo helados para poder estudiar medicina”

El estudio y el trabajo forman parte de un gran desafío para la mayoría de los jóvenes. El encarnaceno Alfonso Vera (20) cada verano salía a vender heladitos y, gracias a esa labor, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Itapúa.

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Para los jóvenes de escasos recursos constituye todo un desafío la necesidad de estudiar y trabajar al mismo tiempo. Pese a las dificultades, muchos realizan las dos actividades con tal de llegar al objetivo de ser profesionales. Llevar a cabo ambas ocupaciones es el desafío de Alfonso, que aprovecha cada verano para vender helados y así solventar los materiales costosos de sus estudios y también ayudar a su familia.

“Este verano y el pasado me dediqué a la venta de los famosos chupa chups en la zona comercial de Encarnación. Me hubiera gustado seguir con las ventas, pero ya comenzaba el cursillo para estudiar medicina y eso me ocupaba casi el tiempo completo”, declara el joven.

Asimismo, Alfonso manifiesta que, antes de iniciar el cursillo, ya había ganado una beca universitaria de Itaipú, pero que entraba en vigencia recién en el mes de abril y él comenzaba en enero su precursillo. Entonces, para solventar los gastos de sus materiales se dedicó a la venta de helados.

La Facultad de Medicina de la UNI puso a disposición 45 plazas; el joven logró ingresar en su segundo intento y se ubicó en el séptimo lugar entre los 280 postulantes. “Esta vez traté de dar lo mejor de mí; los tres últimos meses, antes del examen, estudiaba el 100%; no podía permitir un año más de fracaso sabiendo los escasos recursos de mis padres”, afirma el estudiante.

El joven sostiene que desde niño ya sabía que la medicina era su pasión y sus padres siempre lo apoyaron en la decisión de su carrera. “Mi madre es comerciante y mi padre, olero; creo que con mi futura profesión, aparte de ser una gran satisfacción personal, ayudaré a mi familia”, expresa Alfonso.

“La medicina es distinta a otras carreras; ver llegar a una persona casi sin signos de vida y que salga con una muleta entre los brazos, con una nueva oportunidad, es la mayor gratificación que puede existir para un médico. No es fácil tener la vida de una persona en las manos”, menciona el joven.

El estudiante asegura que las oportunidades de estudiar sobran, ya que hay muchas becas universitarias e inclusive personas que brindan ayuda. “Lo intelectual nadie te lo quita, pero lo material sí, así que la única forma de salir adelante es estudiando”, sostiene.

“De mi parte, animo a todos los chicos a estudiar; no importa las condiciones sociales o económicas en las que vivan”, afirma. Alfonso salió en busca de oportunidades vendiendo helados y ahora se prepara para ser médico. Todo depende de vos y de las ganás de ser un profesional.

Por Ricardo Núñez (19 años)

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