¿Rezos y via crucis en los colegios públicos realmente reflejan un estado laico?

Las expresiones religiosas son buenas si están en el marco del respeto; nadie discute eso pero, si analizamos que en los colegios públicos hay prácticas católicas como actos protocolares, se abre un debate: ¿coincide esta situación con un estado laico?

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“La religión oficial es la Católica, Apostólica, Romana”, decía el artículo 6 de las declaraciones fundamentales de la Constitución Nacional de 1940, aunque esto no es así desde que se promulgó la edición de 1992 de la Carta Magna de nuestra nación. Vivimos en un estado legítimamente laico, pero muchas veces con toques religiosos en entidades públicas como escuelas y colegios.

En esta Semana Santa seguro se espera música de los estacioneros y el clásico via crucis en actos culturales de varias instituciones educativas del sector público. ¿Serán estas situaciones simple idiosincrasia o el reflejo de una religiosidad imperante?

Con la creciente cantidad de jóvenes, que optan por identificarse como agnósticos o ateos, es de suponer que largas conversaciones se den entre colegiales que, después de la formación general donde hubo un rezo, se cuestionan si su colegio es realmente laico.

Debemos considerar que, conforme a lo que dicta un estado laico, no hay nada malo en expresiones religiosas, si nadie se siente obligado a practicarlas. Ante una situación similar, un exministro de Educación de Francia, Vicent Peillon, decía que el estado laico no debería suprimir las religiones sino que debe garantizar que cada uno viva la suya.

Las prácticas católicas pueden darse en un tono de respeto como así los chicos evangélicos tienen derecho a abrir sus células en un colegio para apoyarse unos a otros. En un caso contrario, si por ejemplo algún docente impone ciertos actos que van contra el culto de alguien, notaremos una doble conducta no apropiada, en parte legalista y también eclesiástica.

Si es que los jóvenes son obligados a interpretar un via crucis o, aun más curioso, si es que niños que no quiere rezar por más de ser católicos son, de igual manera, presionados para hacerlo, al final esto contradice lo laico del estado si esto sucede en una entidad pública. ¿Acaso tendremos que ver como decae el catolicismo para que se respete la práctica de otros? Definitivamente, no.

Si bien a los protagonistas de esta historia se los acusa de “católicos extremadamente imperantes en sus ideas”, no es exactamente por su religión, sino por una conducta represiva. Esta clase de fanáticos también se encuentran en la iglesia evangélica, mormona, luterana, calvinista y en cualquier otro sector de la sociedad.

Entonces, ¿nos enfrentamos a un estado que impone una religión?; pues no. Luchamos contra fanáticos y personas de poca moral. Mientras siguen estas situaciones, tratemos de ser mejores personas recordando la simple e importante frase que nos dicen desde niños: “Hay que respetar a los demás”.

Por Eliseo Báez (16 años)

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