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Las revueltas o "revoluciones" son el principio de cambios que alteran de cierto modo el orden o la estructura de un sistema social vigente. La reforma, si nos guíamos por su significado, es volver a formar o rehacer algo; es decir, son cambios que tienen como fin una mejora.
En 1918, en Córdoba, Argentina, nacía una revuelta estudiantil que buscaba realizar cambios en la Universidad de dicha ciudad. Cabe destacar que la institución era una de la más importantes de ese país y, posiblemente, de Sudamérica.
La situación parecía muy utópica, ya que las exigencias que pretendían los alumnos eran, en aquella época, imposibles. El cogobierno estudiantil, la autonomía política, docente y administrativa de la universidad, la elección de todos los directivos por asambleas con representación de los profesores, de los estudiantes y de los egresados, entre otras, eran algunas revindicaciones que entonces parecían exageradas.
Debido a esto, la reforma del Estatuto tendría mucho impacto en el resto del continente, ya que la institución acogía a muchos extranjeros que viajaban desde sus humildes países para recibir una educación superior. De nuestro país, podemos citar al Dr. Rodríguez de Francia y al Dr. Fernando de la Mora, entre otros.
Los estudiantes argentinos buscaban la democratización de la institución, lo que significaba varios “pedidos”. Uno de ellos era la autonomía de la Universidad, ya que, según los "reformistas", las autoridades que estaban en el Estado manipulaban las decisiones junto a los jesuitas, quienes fundaron la academia superior en tiempos coloniales.
El impacto que tuvo en Latinoamérica fue muy grande, porque a partir de ese momento se realizaron cuestionamientos a las instituciones que perduraban con principios de la colonia. Por eso, tomando como ejemplo la "Reforma de Córdoba", la sociedad americana empezó a buscar la democratización de sus unidades académicas con el fin de un bien común.
Actualmente, en nuestro país, los reclamos sociales, no solo de estudiantes, se han vuelto costumbre porque las entidades públicas están prostituidas. Sin embargo, hay mucha gente en desacuerdo con hacer manifestaciones, creyendo que es cosa de haraganes, un error, ya que, en la Reforma de Córdoba, las reivindicaciones lograron corregir algunas falencias; demostrando que, pacíficamente, el pueblo puede conseguir lo que busca si se hace escuchar.
Por Joaquín Tandé (18 años)