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Sentir la alegría en su máxima expresión, reír al pedo, tener ganas de correr y que parezca que el corazón saldrá por tu boca de tan acelerado que estás son efectos que llaman la atención a algunos jóvenes. Las sensaciones que brindan las mezclas de bebidas alcohólicas son variadas, pero el objetivo es siempre el mismo: llevar a los chicos a otro level.
La semana pasada, cuatro menores de San Pedro consumieron una bebida compuesta por gaseosa y una sustancia desconocida. En consecuencia, tres de ellos están en el Hospital Acosta Ñu tras una posible intoxicación. Uno de ellos se llevó la peor parte, pues falleció el sábado pasado. Sus familiares no permitieron la realización de la autopsia, por lo que se desconoce el motivo de la muerte.
Lo ocurrido deja entrever cómo los adolescentes no tienen conciencia de las consecuencias que puede acarrear la mezcla de bebidas alcohólicas. No les importa que corran el riesgo de perder el dominio de las articulaciones y que ni siquiera puedan abrir los ojos, con tal de llegar al éxtasis.
Los tragos resaltan en el menú a la hora de visitar un bar, pero cuando los jóvenes ya están un poco ebrios no piensan siquiera dos veces para añadir un ingrediente más al preparado para estar más “a tono” en la farra, que son las pastillas.
“Quiero probar para saber qué se siente” es la expresión que ronda en la cabeza del joven. No obstante, antes de beber un trago loco debería reflexionar sobre las posibles consecuencias, pues como se dice “la curiosidad mata al gato”.
Querer olvidar tus problemas y dar alegría a tu cuerpo no deben dar pie a que te expongas a una serie de problemas, pues la combinación de alcohol con pastillas puede convertirse en un factor para ocasionar un hecho imprudente e, incluso, sufrir un accidente de tránsito. Los efectos de las mezclas son momentáneos, mientras que las consecuencias pueden ser irreversibles. Así que no te aventures por unos minutos de diversión, ya que tu vida puede dar un terrible giro de 180º.
Por Rocío Ríos (18 años)