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Los colores, lienzos y pinceles atraparon a nuestro compatriota Kalos a los 16 años; cuenta que le llamó la atención la capacidad de plasmar con proximidad aquello que tiene en la imaginación. “Dibujar se convirtió en una necesidad para mí”, agrega. En estos momentos, se dedica a la pintura y a la fotografía; considera ambas actividades inseparables, pues se complementan.
Desde hace dos años, Kalos reside en Montevideo y, actualmente, cursa el tercer año en la Escuela Nacional de Bellas Artes. “Fue una idea que se dio con el tiempo, en busca de un espacio artístico más activo. Lo que me ofrece el instituto es la seguridad de que tomé una buena decisión al optar por el arte”, destaca.
El joven comenta que no tiene una rutina determinada pues, cada vez que pinta, vive experiencias distintas y, muchas veces, realiza procedimientos diferentes. Por otra parte, explica que pintar un lienzo le lleva días, incluso meses.
El romanticismo y el impresionismo son las corrientes artísticas que caracterizan a Kalos. El pintor expresa, además, que la naturaleza es su fuente directa de inspiración, pues le brinda el espacio para un encuentro con él mismo, en el que puede exteriorizar aquello que le inquieta por dentro.
Vivir en el exterior provoca añoranza hacia el país de origen; el artista dice que lo que más extraña de nuestro suelo guaraní es la gente, la comida, la conexión con la naturaleza y la oportunidad de expresarse a través del idioma nativo.
“Del arte no se vive”, reza una famosa frase, pero Kalos no hace caso del enunciado, porque afirma que el lenguaje de esta disciplina es la forma de expresión más directa e instantánea que podemos apreciar. Según el joven, dedicarse a esto responde a una necesidad que es indispensable para existir; desafortunadamente, hay una sociedad en la que reinan la competencia y el consumo.
“El conocimiento teórico y el práctico son herramientas indispensables para la producción de un lenguaje propio”, manifiesta el pintor. Asimismo, señala que detrás de una obra hay un extenso proceso que vive el artista y que implica una serie de experiencias que se materializan en el lienzo.
Por último, explica que la práctica, el conocimiento y el tiempo con uno mismo son la plataforma para alcanzar la inspiración y encontrar la mejor manera de plasmar aquello que a uno le inspira.
Por Dahiana Galeano (20 años)