Organizá bien el tiempo para que las 24 horas no te queden cortas

“¡Qué voy a hacer, la hora pasó volando!” es la expresión que decimos cuando no organizamos nuestro tiempo y aún nos faltan cosas pendientes. A veces, las 24 horas del día no alcanzan para completar los quehaceres como corresponde, ¿verdad?

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Al parecer, el tiempo y “Flash” son hermanos, pues no se sabe quién de los dos es más rápido; cuando las horas pasan en un abrir y cerrar de ojos, nos damos cuenta de que en verdad cada segundo vale oro. Sin dudar, más de uno sintió que un día no basta para completar la rutina como se debe, tal vez porque se desperdicia el tiempo viendo series o hablando horas con el novio.

Como no tenemos el hábito de planificar nuestro tiempo, todas las actividades, sean escolares o laborales, se juntan para pelearse y los únicos perdedores somos nosotros. El adjetivo calificativo “kachafá” les queda perfecto a algunos, pues cuando no hay tiempo lo pendiente se hace a prisas y todo mal. Si tu día pasa corriendo, corré con el, pero ¿cómo hacer para que, por lo menos, no se quede nada para mañana?

Las técnicas son sencillas, pero difíciles de llevar a la práctica; una agenda de anotaciones no vendría nada mal, aunque por usarla te tilden de exagerado o nerd, un librito debe ser tu fiel escudero. Ponete a pensar los problemas que evitarías si sos organizado: el estrés, perder puntos de proceso con el profe por no entregar la tarea o parecer un monstruo con ojeras por no dormir lo suficiente.

No seas un perdedor que por el simple hecho de estar tiradote en la cama, usando el celular, perdés horas y horas. En el colegio, por ejemplo, por esta clase de motivo, los proyectos y festejos son una vergüenza, porque los jóvenes, en vez de estar organizando cada detalle, invierten su tiempo en cualquier vyrorei.

¡Cuidado!, la desorganización puede venir de la mano con la irresponsabilidad y, cuando ambos se fusionan y no se hace nada al respecto, el resultado es una persona fracasada. Si no querés un problema así, es mejor que planifiques tu tiempo, observando cuáles son tus obligaciones diarias y actividades extracurriculares.

Si sos de los que se levantan a las 11:00 de la mañana, intentá despertarte a las 8:00 para terminar las tareas o, en lugar de chismosear de fulanita y menganito en la hora libre del colegio, hacé ese trabajo pendiente. De esa forma, al llegar a tu casa, hasta tiempo de tomar una siesta vas a tener.

Desenterrale pues de tu vida a la frase que dice “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” y ponela en práctica para decirle ¡hola! a la relajación por el deber cumplido.

Por Ezequiel Alegre (17 años)

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