No importa a qué universidad vayas; si no te esforzás, nunca serás el mejor

Juzgar la capacidad de desempeño de una persona por la universidad a la que asiste es lo más común. ¿Cuándo vamos a entender que la educación no es unidireccional? Un buen aprendizaje es posible cuando el alumno también se esfuerza por aprender.

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Cuando somos estudiantes de colegio, hacemos nuestros planes a largo plazo, ideando la carrera que vamos a seguir y la universidad a la que queremos ir. Desde chicos, nos meten en la cabeza la idea de que la UNA es la mejor y, en caso de optar por una institución privada, debemos elegir alguna específica, porque las demás no sirven para nada.

No podemos negar que existen universidades que están más capacitadas que otras para brindar una formación de primera calidad a los jóvenes. El problema es que muchos no tienen en cuenta que la educación no se trata de una comunicación unidireccional en la que el docente explica las lecciones y el alumno se limita a absorber las enseñanzas pasivamente.

Muchos jóvenes quieren arrastrar el comportamiento que tenían en el colegio; entran a una clase a firmar la asistencia y luego salen, estudian solo para pasar los exámenes parciales y siguen creyendo que copiar del compañero es un método excelente que garantizará la superación del semestre. Estas son acciones que ocurren independientemente del hecho de que el alumno pertenezca a esta o aquella universidad. Entonces, ¿qué clase de egresados universitarios se están formando?

Si quiere llegar a ser un buen profesional, el alumno debe ser capaz de fortalecer las enseñanzas que recibe en la facultad, ya sea leyendo los libros cuando tenga tiempo libre, investigando sobre temas relacionados con su carrera o tomando cursos de capacitación con el fin de nutrir sus conocimientos. Cuando uno está seguro de que eligió la profesión correcta no duda en esforzarse para ser el mejor.

La decisión de optar por una universidad no es fácil, pues influyen varios factores, como la situación económica del estudiante, la disponibilidad de tiempo y, por sobre todo, la infraestructura y el nivel de enseñanza que brindan las instituciones. Si bien existen excelentes centros de enseñanza, no faltan aquellos que ofrecen una instrucción bastante mediocre a jóvenes deseosos de obtener "el cartón".

Por eso, es importante que te esfuerces por ser un estudiante responsable y dedicado, sin importar a qué universidad vayas. Un profesional debería ser juzgado por su capacidad de desempeño y no solo por el nombre del lugar que le otorgó el título. Recordemos aquí la sabia advertencia de que “lo que la natura non da, Salamanca non presta”.

No creas que pertenecer a la mejor universidad te hace un estudiante brillante; vas a ser una persona destacada si realmente te esforzás por convertirte en un excelente profesional.

Por Viviana Cáceres (19 años)

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