No es amor, sino obsesión; ¿no sentís la diferencia?

“No voy a poder vivir sin ti” es un típico chantaje de los jóvenes cuando se encaprichan por una persona, creyendo que es “amor”. Está bien apoyar lo que uno cree o siente, pero hay que saber sobrellevar los gustos para que no se vuelvan una obsesión.

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Normalmente, los jóvenes tenemos gustos por determinadas cosas, que con el correr del tiempo se pueden volver obsesiones. Estos son los casos cuando nos preocupamos por nuestro cuerpo, la limpieza, una persona o llevamos hasta el extremo el fanatismo por un club.

“Quiero tener un cuerpo de Barbie” es uno de los deseos de las chicas porque se sienten gordas, tienen ganas insaciables de querer tener la figura perfecta, lo que, por ende, las lleva a realizar cualquier cosa para obtener lo que anhelan. Se obsesionan con su aspecto pero, sin darse cuenta, eso les puede ocasionar enfermedades como la anorexia o la bulimia.

También está el síndrome anancástico, que es una obsesión por la limpieza y el orden. Es cierto que a muchas personas no les gusta el desorden y ver cosas tiradas por el suelo; sin embargo, esto no quiere decir que sean maniáticas. Las que presentan estas características son las que tienen la tendencia de seguir arreglando algo que ya está perfecto y ganas de higienizar algo que se encuentra bien aseado.

Por otro lado, es muy común que los jóvenes se sientan obsesionados por sus parejas. Ellos creen que es amor, pero va más allá, ya que sienten celos por cualquier persona y reaccionan de una mala forma cuando creen que los pueden abandonar y, por eso, realizan cualquier acto para impedir que esta persona les deje.“No voy a poder vivir sin ti” es un típico chantaje de los jóvenes, cuando se encaprichan por una persona, creyendo que tal sentimiento es “afecto”.

Asimismo, están las personas fanáticas de los grupos musicales que se obsesionan y solo se centran en sus estilos. Llegan al punto en que ya no tienen ganas de hablar con otros jóvenes que no tengan sus mismo gustos. Igualmente, sucede con el fanatismo por los clubes de fútbol que luego se vuelve una manía. En nuestro país, estas situaciones son muy habituales pero llegan al extremo en que la gente se pelea y se lastima físicamente.

Existen muchas casos por los cuales los jóvenes nos encaprichamos. Creemos que eso es lo único que es correcto y persistimos en que sea de ese modo; no obstante, hay cosas mucho más importantes que la preocupación por los clubes, por la limpieza o por nuestro cuerpo. Está bien apoyar lo que a uno le gusta, pero hay que saber sobrellevar los gustos para que no se vuelvan una obsesión.

Por Yanina Sosa (16 años)

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