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Un fétido e insoportable olor inunda las orillas del río Paraguay a causa de un centenar de peces muertos, cifra que va aumentando cada día sin parar. Zonas como Mariano Roque Alonso, Itá Enramada, Villeta y Concepción se encuentran afectadas por esta mortandad que parece no tener fin y las razones de dicho problema varían entre lógicas, graves e inverosímiles.
Expertos del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) explican que encontrar tantos peces sin vida se debe, principalmente, a la crecida del río. La subida de nivel significa movimiento de agua en el que se produce una extracción de la materia orgánica del terreno inundado, perdiéndose así la cantidad de oxígeno disponible para los peces, según el director de Biodiversidad del Ambiente; sin embargo, es la primera ocasión en que se reporta una gran cantidad de peces muertos.
El río Paraguay nace en Brasil, por lo que las autoridades de dicho territorio también denunciaron una gran aparición de peces muertos. A diferencia de Paraguay, técnicos brasileños revelaron otra razón como la causante de la gigantesca mortandad de peces y la misma se debe a un derrame tóxico producido en la zona de Córrego Melgueira, hecho descartado por el cónsul paraguayo en Matto Grosso; no obstante, las autoridades del Brasil suspendieron el consumo de agua local en la zona.
Entre las dos probables causas principales de la muerte de los peces, otro que también se suma es el clima. Una gran concentración de basuras y desperdicios entró en estado de descomposición por culpa del calor y esto repercutió en los peces llevándolos a sentirse “ahogados” en su propio hábitat; igualmente, el Mades anunció que analizará las aguas por el temor de los ciudadanos a que exista una presencia de agroquímicos.
Asimismo, el Ministerio de Salud pone en alerta a los habitantes con el fin de evitar el consumo de pescados por el desconocimiento de las afecciones que los mismos podrían producir. La advertencia se dio a causa de las personas que no quisieron desaprovechar las circunstancias o, tal vez, disminuyendo la peligrosidad fueron con bolsa en mano a juntar toda la cantidad de pescados que pudieron; por otro lado, algunas pescaderías sufren pérdidas por el miedo de los clientes a contraer alguna intoxicación.
Ahogados, infectados, por causas naturales o como consecuencia de tantos desechos, a la hora de señalar el motivo real de la mortandad de peces, las autoridades no se ponen de acuerdo y dejan en manos de los ciudadanos la opción de elegir la causa más convincente. ¿Será tan irrelevante la situación ictícola que, por esa razón, no toman suficientes cartas en el asunto?
Por Macarena Duarte (17 años)