Cargando...
Muchos eligen ir por el lado más fácil, donde no se hace caso a lo que pasa alrededor, no importa lo que piense el mundo entero, no se controlan las emociones, se bombardean con palabras sin pensar en el otro y los gestos están demás. Sin embargo, aún existen los valientes que deciden ser diferentes, optan por llevarse bien con su semejante y regalan sonrisas por doquier.
La amabilidad es esa esencia o pequeño toque que, a veces, hace que con la primera impresión alguien te caiga bien. Muchos dicen que las personas agradables y cordiales son luces, ya que tienen un brillo especial que se percibe rápidamente por el color que le dan a las cosas.
El trato hacia las personas es muy importante. La buena relación, la amabilidad y la cortesía son aspectos con los cuales debés tener afinidad, si querés una respuesta positiva de los que están a tu alrededor; se te pueden abrir un montón de puertas y, en el caso de que no tengas en cuenta esas acciones buenas, quizás, las oportunidades serán pocas, las palabras hirientes te traerán consecuencias negativas y hasta grandes conflictos.
Esos momentos en donde el chofer del bus saluda a los pasajeros, una persona te abre la puerta, sede su asiento, pregunta qué tal estás, dice por favor, disculpe o permiso, son situaciones reconfortantes y agradables.
¡Qué bien se siente cuando vas a comprar algo de la despensa y te atienden con una sonrisa de oreja a oreja y un “mba´epa ñame´ẽta ndeve nde mitã porãite! ¿Acaso no te parece bonito cuando unos chicos corren para ayudar a la señora que está cargando con muchas bolsas pesadas?
Todo el tiempo nos cruzamos con desconocidos, en la calle, en el colectivo o en el súper, de los cuales no sabemos cuántos problemas enfrentan ni las batallas que luchan diariamente. Por ello, tratar de ser amable es una excelente idea, ya que un pequeño gesto, a veces, hace la diferencia.
“Se da lo que se recibe; mismo valor, misma importancia”, dice una frase de un autor anónimo. Por lo contrario, la amabilidad y el buen trato son los que hablan de la persona que da y no de la que recibe; vos podés saludar y que no te devuelvan el gesto, pero ya cumpliste siendo cordial, sentite bien por eso e ignorá lo demás, pues siempre va a ver gente que no sabrá apreciar los pequeños detalles.
Vos, ¿te considerás una persona amable y agradable o preferís reservar tus buenos gestos que, por cierto, tienen el poder de cambiar el día de alguien que se encuentra mal?
Por Andrea Parra (18 años)