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Ahorrar hojas de papel es sinónimo de cuidar el medio ambiente. Por cada tonelada de este material se talan, aproximadamente, 15 árboles y se utilizan unos 20 metros cúbicos de agua que contienen compuestos orgánicos y productos químicos utilizados en el proceso de su elaboración.
Se necesitan métodos para preservar el medio ambiente y los e-books o libros electrónicos son los próximos reemplazantes de los convencionales tomos. Muchas personas prefieren ahorrarse algunos guaraníes descargando textos y documentos a través de este útil dispositivo electrónico. Asimismo, la tecnología juega a favor de la naturaleza a través de este artefacto.
Las empresas van reemplazando los papeleos por formularios que pueden completarse a través de planillas electrónicas. Las facturas, tickets, solicitudes y hojas de gastos, entre otros documentos, representan las formas más comunes de desperdiciar papel en cualquier negocio, pero en la actualidad muchas compañías realizan estos trámites a través de correos electrónicos. Según la página web diarioecologia.com, uno utiliza alrededor de 500.760 hojas de papel, o sea, 59 árboles en un año.
Los libros son incomparables, mágicos y da gusto percibir el olor de sus hojas, pero ocupan mucho espacio. En tu propia computadora o celular podés almacenar centenares de documentos que, si los reemplazás por materiales físicos, ocuparán una mesa entera. Los estantes llenos de archivos en los depósitos ya son sustituidos por bases de datos.
Sabemos que a causa de la deforestación y la contaminación, sufrimos inundaciones y catástrofes en zonas vulnerables. No se prohíbe que se compren libros, sino se insta a disminuir el desperdicio diario de papel utilizando herramientas digitales por cuestiones de economía y cuidado ambiental. Generalmente, en las compañías se desechan "inservibles" documentos a los que se les puede dar utilidad, mediante el reciclado de los mismos.
Cuanto más papel utilizamos, más incentivamos la deforestación; si sos de malgastar la lámina blanca, apoyá también el cuidado de árboles. Muchas personas prefieren palpar libros físicos; ellas deberían quererlos y cuidarlos, pues, con el correr del tiempo, los textos podrían costar una fortuna por su contenido y por el material del que están hechos.
Por José Peralta (19 años)