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Últimamente, los atrapasueños (dreamcatcher, en inglés) se han vuelto toda una tendencia en la juventud paraguaya. Este tipo de bordado colorido y con plumas es utilizado como llavero, collar, artículo de decoración para el hogar, tatuaje y también como diseño en remeras. No obstante, mucha gente no conoce el significado ni origen real de este amuleto.
Si pensás que el tejido colorido hecho en el bastidor es de procedencia indígena paraguaya, estás equivocado. Los creadores de este amuleto fueron los nativos de Norteamérica y, al principio, el objeto se comercializó por el pueblo "Ojibwa" en la década de los '60. Los atrapasueños peculiares con plumas llamativas son los que roban la atención de muchas personas; así también, los diseños de diferentes tamaños convencen para comprar al menos uno.
La leyenda cuenta que entre los pueblos nativos norteamericanos existía una mujer araña llamada Asibikaashique. Ella se encargaba del cuidado de los niños y se posaba en la cabecera de la cama tejiendo una telaraña que atrapaba todos los males. Como la población indígena de la zona se dispersó, las madres y abuelas tuvieron que elaborar redes con propiedades mágicas para capturar los malos sueños y proteger a los más pequeños.
Según la página atrapasuenosweb.com, el aro de cada amuleto representa la rueda de la vida; la red, los sueños que tenemos en el alma y las acciones de cada día. En el centro de este objeto indio existe un espacio que simboliza el “gran misterio”.
¿Te animás a confeccionar un atrapasueños a tu estilo? Youtube es una buenísima herramienta para aprender paso a paso las fáciles técnicas que ayudarán a crear este tipo de adornos convencionales utilizando distintos materiales y un poco de tu imaginación. En nuestro país, los artesanos adhirieron ñandutíes a estos bonitos trabajos.
Desde hace muchos años, estos amuletos ya rondaban por distintas casas de todo el mundo. La cultura indígena norteamericana sigue viva cuando estos accesorios mágicos y emplumados están colgados cerca de las camas o se usan como llaveros, adornos de mochilas y tatuajes.
Por José Peralta (19 años)