Liberar el registro notarial no es un privilegio, sino un derecho

La vida del ser humano actual se caracteriza por tres etapas sucesivas: estudiar una carrera universitaria, obtener un título y trabajar en la profesión. Sin embargo, hay escribanos que se recibieron hace años y no cuentan con una ocupación laboral.

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Según intelectuales, los extranjeros nos califican como una de las naciones más corruptas y con menor grado de interés en el ámbito de la inversión. Esto se debe a la monopolización que existe en algunas estructuras nacionales, que son causadas por culpa de algunos mezquinos y egoístas que solo buscan beneficiarse a sí mismos y a la rosca que los asiste.

La vida de las personas en la era contemporánea se caracteriza por tres etapas sucesivas: estudiar una carrera universitaria, recibirse y trabajar en la profesión. Sin embargo, la realidad en el país es distinta, ya que hay escribanos que obtuvieron su título hace cinco o diez años y no cuentan con una ocupación laboral, por culpa de una ley injusta que solo beneficia a unos y margina al resto.

En nuestro país, aproximadamente, solo existen unos 1200 registros notariales habilitados. No obstante, según datos, hay aproximadamente 5000 escribanos no autorizados para ejercer la profesión, además de los decenas de egresados anuales que siguen brindando las universidades.

Por consiguiente, uno se pregunta, ¿de qué sirve estudiar y sacrificarse durante varios años si al final no vas a tener oportunidad de ejercer la profesión escogida? Asimismo, resulta tan injusto que, para desempeñarte en tu profesión, tengas que competir mediante un examen que solo adscribe a 20 de unos 1000 postulantes.

Los profesionales que están en contra de la liberación de registros dicen que la calidad del trabajo puede bajar al habilitar a muchos escribanos. Sin embargo, muchos de los que no están autorizados ya operan en estudios notariales y son los que hacen las ocupaciones de campo; al contrario de los que cuentan con matrícula que solo ponen la firma.

Existen muchas ventajas que generará la liberación de los registros notariales. Los trabajos consumados por escribanos matriculados son muy sobrevalorados; en cambio, con la libre competencia se reducirá el costo de algunas gestiones, gracias a la ley de oferta y demanda que beneficiará al ciudadano común.

La corporación monopólica notarial no es más que una agrupación de ambiciosos, que se resguardan con tal de seguir beneficiándose de la riqueza que la nación produce con mucho sacrificio. Asimismo, impiden la libre competencia y las oportunidades de trabajo que se merecen aquellos escribanos de su misma categoría y preparación académica.

La campaña de la asociación de escribanos sin registro a favor de la derogación de la ley, que les impide trabajar y competir en el mercado, es solo una demostración más de la lucha a favor de igualdad de oportunidades en el país. Cambiar la estructura monopólica parece utópico, pero, sin dudas, sería un progreso hacia la civilización intelectual y la evolución como país.

Por Joaquín Tandé (17 años)

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