Las personas tóxicas en el trabajo son impulsoras de la malicia y el estrés

“Dedícate a lo que te gusta y no tendrás que trabajar por el resto de tu vida” decía el pensador Confucio; sin embargo, muchos compañeros en el laburo derrochan su malicia que envenena el ambiente y a quienes los rodean. ¿Cómo enfrentar a la gente tóxica?

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La popular exhortación bíblica “trabajarás con el sudor de tu frente” es una máxima que retrata la tenacidad que debe poseer una persona que ejerce una profesión. En varios ambientes laborales, un jefe prepotente y compañeros arrogantes enarbolan la bandera de la mala onda, hecho que incluso puede afectar a la salud, de acuerdo a estudios psicológicos.

Cuando éramos pequeños, el deseo de independizarnos constituía el mayor de los sueños. “Qué pucha, ya quiero cumplir 18 para trabajar y estudiar lo que me gusta” era el inocente pensamiento de un joven, pero, al iniciarse en el mundo laboral, suele chocar con personas tóxicas, un jefe tirano y la acérrima competencia; de esta manera, el cuento de hadas se transforma en un infierno.

En el trabajo conocemos a compañeros que irradian luz y carisma, te ayudan en tus dificultades, buscan respuestas a las encrucijadas de los quehaceres y planifican proyectos para el beneficio de la empresa. La otra cara de la moneda nos presenta a las personas tóxicas, ¿cómo distinguirlas? Es más sencillo que lidiar con ellas.

Estas personas, que transmiten chismeríos y mal humor, tienen la idea de que son el centro del universo y tienden a menospreciar la labor de sus compañeros. Nuestra jerga califica a estos personajes como “cepilleros” y otros términos irreproducibles. Asimismo, cuando un paraguayo indica la mala onda imperante en un sitio suele exclamar: “No me hallo acá”.

La gente tóxica, además de ser envidiosa, no tolera ver triunfar a otros, siempre anda buscando la quinta pata al gato. Por más que algunos intentan ser amables y procuran una relación amigable, las personas amargadas no pueden ocultar su maldad. Asimismo, no felicitan tus logros, sino que son habilidosas para señalar tus defectos y errores.

Si nos referimos a las relaciones tóxicas en este ambiente, no podemos olvidar los casos de acoso sexual que, sobre todo, sufren las mujeres. Promesas de aumento del salario, ascenso a puestos de mayor prestigio o, incluso, la amenaza del despido son los “incentivos” que espantan a las trabajadoras. Lastimosamente, muchas suelen caer en esa trampa por el miedo a represalias.

Estudios realizados por expertos de la Universidad Friedrich Schiller, Alemania, indican que el contacto con personas tóxicas tiende al aumento de niveles de estrés, debido a que provoca irritabilidad, crueldad y otras emociones violentas en la gente.

Obviamente, renunciar al empleo no es una opción recomendada; la necesidad y los gastos cotidianos nos exigen esa platita que nos salva del drama a fin de mes. Reconocer nuestras habilidades y mucha paciencia serán los incentivos para motivarnos a alcanzar grandes logros en el trabajo, sin importar la mala cizaña que obstaculiza el camino.

Por Víctor Martínez (19 años)

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