Cargando...
El sueño de cualquier deportista profesional es llegar a la selección, ser elegido para representar a tu país en una competencia es un orgullo, además de una gran responsabilidad. Richard nos cuenta un poco sobre esas sensaciones. "Ser parte de la selección es la mejor experiencia para un jugador; hago todo lo posible para sacar adelante a mi familia con mucho esfuerzo puesto en este trabajo que tengo ahora", comenta el joven.
Pero hay más momentos en la carrera de un profesional que llenan de felicidad, como el de conquistar un campeonato internacional con tu club y hacer un gol en la final o llegar a la máxima competencia de países del mundo. "El futsal me dio muchas alegrías a lo largo de mi carrera, pero me quedo con haber sido campeón de la Copa Libertadores de futsal jugando para Cerro Porteño y con disputar un Mundial para la selección", afirma Richard.
No todo es color de rosas en la vida, porque al llegar a un torneo tan importante como lo es el mundial, la eliminación también debe ser dolorosa; nuestra selección estuvo cerca de llegar a la semifinal del campeonato. "Lo más duro que me sucedió hasta ahora fue haber caído ante Irán en cuartos de final de la copa del mundo, estuvimos a 20 segundos de llegar a los penales", cuenta Rejala.
Los ídolos y espejos en los cuales mirarse son infaltables para la mayoría de los deportistas. Richard tuvo la suerte de encontrarse con los dos mejores jugadores de futsal del mundo. "Conocer a Falcao fue algo único, ya me crucé con él en muchos pasillos; también fue increíble cuando me encontré con Ricardinho, la verdad que ellos dos son salonistas de otro mundo, suelo ver mucho sus vídeos", señala.
Con su juventud y, al mismo tiempo, experiencia, Richard Rejala puede servir de ejemplo para muchos niños que quieran llegar a ser profesionales del fútbol sala. "A los jóvenes a quienes les gusta el futsal, les digo que le den siempre para adelante, este es un deporte muy lindo; pase lo que pase tienen que dar el máximo para ayudar a sus seres queridos", finaliza.
Muchas veces, solo nos quedamos con lo que vemos a través de la televisión o en la cancha, sin saber que detrás de cada jugador existe una historia llena de alegría, tristeza y aprendizaje.
Diego Benítez (18 años)