La investigación científica: mentes brillantes en procura de un mundo mejor

Miles de investigadores, metidos en sus laboratorios y en sus experimentos, tratan de conocer las causas y el más allá de la realidad cotidiana. La ciencia no es un misterio sino un camino para ir forjando un mundo mejor. Echémosle un vistazo.

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La investigación es un proceso que, mediante la aplicación del método científico, procura obtener información relevante y fidedigna en torno a un tema para entenderlo, verificarlo, corregirlo o ampliar el conocimiento que se tiene del mismo. Esta rigurosa búsqueda tiene como objetivos principales explicar fenómenos, desarrollar teorías, reformular planteamientos, refutar resultados, etc.

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Según explica el docente Neil Salkind, en su libro “Métodos de una investigación”, la actividad investigadora permite establecer contacto con la realidad para conocerla mejor y buscar soluciones científicas.

El Dr. Idelin Molinas Vega, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt), afirma que actualmente, en el país, se trabaja en diversos campos, pero sobresale la cantidad de investigaciones en el área de agricultura y producción, sistemas políticos y sociales, medio ambiente, salud y tecnología industrial.

Desde hallazgos de nuevos tipos de plantas, desconocidas enfermedades detectadas en animales, hasta modernos paradigmas en cuanto a la protección y derechos de los niños, la exploración científica abarca diferentes temas, cuestionando una y otra vez planteamientos para realizar distintos descubrimientos.

De acuerdo al estudio de Clara Pardo, directora ejecutiva del “Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología”, la investigación puede mejorar aspectos como la productividad, alcanzando excelentes rendimientos económicos y un buen avance tecnológico, factores que pueden determinar el mayor posicionamiento de un país.

Según datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana, hubo un considerable crecimiento en la financiación de áreas investigativas de América Latina. Sin embargo, el avance sigue siendo inferior en comparación con la Unión Europea y EE.UU., ya que solamente tres países latinoamericanos concentran el 88% de inversión en innovación y desarrollo de la investigación científica: Brasil, que destina un 64%, México, 17% y, por último, Argentina, 7%.

Se calcula que la cantidad de investigadores científicos latinoamericanos va en aumento. No obstante, según informa la mencionada red, aunque el número de científicos e instituciones ha progresado, la diferencia entre los países más desarrollados y los de Latinoamérica es muy amplia.

Estados Unidos sigue siendo el máximo inversor en ciencia, China gasta cada vez más en investigación y sus equipos científicos dedicados al campo de la biomedicina ocupan el cuarto lugar del mundo por el número de nuevos descubrimientos y, además, Corea del Sur ingresó en la lista de las 10 naciones que generan más producción en el campo de la ciencia.

Un destacado investigador científico argentino, Daniel Ciocca, en su estudio “La realidad de la investigación científica en América Latina”, señala que las principales causas de la baja productividad en ciencia son los presupuestos inadecuados, niveles deficientes en infraestructura de laboratorios de investigación y sus equipamientos, los bajos salarios y la inseguridad personal de los científicos.

Dichas desventajas provocan en la sociedad latinoamericana la costumbre de esperar que los avances científicos y tecnológicos vengan de los países más desarrollados en lugar de que sus propios investigadores sean los protagonistas de los nuevos descubrimientos, produciéndose así una escasa inversión en equipamientos y suministros para los ensayos técnicos.

Por otro lado, de acuerdo a un análisis del secretario Idelín Molinas, aunque en los últimos años la inversión en ciencia se impulsó de gran manera en nuestro país, aún nos vemos inferiores en cuanto a la investigación científica, la cooperación internacional y posibilidad de ser parte de redes internacionales que permitan a investigadores paraguayos avanzar en la producción científica a nivel nacional.

Según el sociólogo paraguayo José Carlos Rodríguez, un investigador es aquel individuo dedicado a la exploración y profundización de los saberes disponibles respecto a un tema de su interés, ya sea de naturaleza científico-tecnológica, humanística o metodológica. Este examinador es quien somete a juicio y comprobación las teorías que se tienen sobre nuestra realidad, permitiendo la acumulación y la renovación de la cultura, sin que las mismas sean solamente un conjunto de conocimientos estáticos.

Es así que podemos mencionar que el rol de los investigadores en una sociedad es lograr la valoración del conocimiento, aspirando al desarrollo científico, tecnológico y humanístico de una nación. De esta manera, sin un examinador no habría forma de acumular estudios especializados que puedan proyectarse en áreas de cualquier tipo como la medicina, industria, ciencia, biología, etc.

No se manejan datos recientes acerca de la cantidad exacta de investigadores científicos en el mundo, por lo cual, según el último informe de la Unesco, publicado en el 2013, el número de expertos en ciencias estaba alrededor de ocho millones. En cuanto a la suma de examinadores, China presenta el porcentaje más significativo a causa de su constante inversión, superando incluso a EE.UU. Por otra parte, se encuentra Israel, con un considerable número de investigadores, que llegan a más de 8.000 científicos por millón de habitantes, seguido por Corea del Sur, con 6.500, Japón, con 5.000 y el Reino Unido, con 4.500 aproximadamente.

Actualmente, 737 investigadores se encuentran categorizados en el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (Pronii). De esta cifra, 233 son profesionales de las áreas de ciencias agrarias, naturales y botánica, 299 se encuentran en ciencias de la salud, biología animal y química, 159 en ciencias sociales y humanidades y, por último, 116 en las áreas de ingeniería y tecnología, matemática, informática y física. Aunque hemos avanzado con respecto al número en la materia, la cantidad mínima de expertos científicos que deben trabajar en un país es de 4.500 aproximadamente, según la cantidad de habitantes y, al parecer, todavía estamos lejos de lograrlo.

“El investigador paraguayo está mejor, comparado con las labores de hace 20 años atrás, pues tiene más oportunidades para realizar averiguaciones; por otro lado, se logró más financiación en el área de las ciencias. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer", destaca el Dr. Antonio Cubilla, profesor de patología e investigador. El experto también afirma que en nuestro país seguimos atrasados en el campo de las ciencias ya que, específicamente en las universidades, la investigación científica sigue ocupando un segundo lugar.

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En nuestro país se van logrando algunos progresos con respecto al área de la investigación, pues los expertos pueden contar con la protección de sus trabajos y más libertad a la hora de realizar sus averiguaciones. A través del Pronii, los examinadores cuentan con la posibilidad de acceder a un incentivo económico de acuerdo a su producción científica y, por medio de la Sociedad Científica del Paraguay (SCP), estos pueden ir a plantear distintos problemas, tanto científicos como gremiales.

A pesar de los relativos cambios, existe un estancamiento con respecto a la práctica y conocimiento de los examinadores. “Por el momento, la excelente formación de un investigador es más posible en el extranjero que en Paraguay y calculo que, por muchos años más, seguiremos recurriendo a otros países para contar con excelentes científicos; todo esto a pesar de que algunas instituciones locales ya ofrecen doctorados”, expresa el Dr. Cubilla.

La presidenta de la SCP, Dra. Antonieta Rojas de Arias, recalca la relevancia de profesionales investigadores en un país porque, gracias al conocimiento producido por los mismos, se inicia el proceso de crecimiento, desarrollo y bienestar de la población. La serie de nuevos saberes acerca de un tema poco conocido como, por ejemplo, la tipología o el tratamiento de una enfermedad genera un mejor entendimiento acerca de esa afección o la creación de un nuevo producto para combatirla; es decir, sin expertos científicos no es posible el avance.

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“Como el investigador es un profesional con una sólida preparación, puede dirigir y contribuir a líneas de averiguación de importancia nacional. El experto produce un conocimiento original, relevante y de calidad, para lograr resultados que sean de utilidad pública, buscando una excelente calidad de vida en la población”, indica la doctora Rojas.

Asimismo, la especialista señala que la ciencia no es inmediata y después de analizar detenidamente todos los puntos de una investigación, esta puede publicarse en las revistas científicas para generar teorías, pero muchas veces el proceso para llevar a cabo toda la formulación de saberes adquiridos es aún más largo, durante la examinación.

Algunas investigaciones científicas paraguayas publicadas son de la veterinaria Giselle Cino, quien realizó un estudio sobre enfermedades transmitidas por garrapatas y la forma de prevenir el contagio tanto en animales como en seres humanos. Igualmente, un grupo de examinadoras, coordinado por Juana de Egea Elsam, también publicó el hallazgo de una nueva especie de planta similar a la mandioca. Por otro lado, más de 400 proyectos de averiguación en diferentes áreas de conocimiento se llevan cabo actualmente en Paraguay.

En conclusión, si bien la investigación científica representa una realidad incipiente en Paraguay y otros países poco desarrollados, es verdaderamente importante introducir una cultura enfocada en las ciencias para comprender la función y el valor de las mismas. Ya se volvió evidente que la evolución de todo país depende de la progresión de sus ciencias y de la investigación, pues los países primermundistas, ricos en tecnología e industrias, lo demuestran constantemente.

Reportaje de Macarena Duarte (17 años)

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