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Seguramente, en algún momento, conociste a un tartamudo en el cole y pensaste que ya no tenía cura; sin embargo, para solucionar este tipo de problemas surgieron los fonoaudiólogos. Estos profesionales se dedican a tratar afecciones del habla y la audición humana.
En nuestra sociedad, hay muchos niños que padecen de trastornos comunicativos y estos no son tratados por falta de diagnóstico adecuado y el desinterés de los familiares. Muchas afecciones pueden ser detectadas a tiempo y es posible encontrar el tratamiento pertinente para corregirlas.
Algunas afecciones que pueden tratar los fonoaudiólogos son la disartria, que consiste en la dificultad para articular palabras, trastornos de la voz orgánicos o funcionales, retrasos del lenguaje y problemas en la deglución.
Además de tratar los obstáculos del habla, la fonoaudiología también ayuda a las personas que sufren de sordera en ciertos grados. Básicamente, el especialista se encarga de acompañar al paciente en su proceso de recuperación de la audición o enseñarle qué son los sonidos y cómo diferenciarlos.
No solo los niños consultan con estos profesionales, los adultos mayores también asisten con frecuencia a las clínicas de fonoaudiólogos, personas con alzheimer, demencia senil o que han sufrido de un accidente cerebrovascular. Si no sabés pronunciar alguna letra, no dudes en visitar a un especialista del área.
En nuestro país, existe la Sociedad Paraguaya de Fonoaudiología, que ayuda a los profesionales de esta área en las actualizaciones de distintos tratamientos. Anteriormente, las universidades del país no ofrecían estudios para formar profesionales encargados del mejoramiento del habla y la audición.
Hasta el 2008, había 14 fonoaudiólogos en todo el país y solo tres de ellos ejercían en el interior. En el 2017 se habilitó el consultorio fonoaudiológico más completo en la Universidad Católica; en la actualidad, hay aproximadamente 130 profesionales de esta disciplina.
A pesar de que es más sencillo trabajar con niños, todas las personas pueden realizar tratamientos acorde a su edad. Si tenés algún problema o dificultad para expresar tus ideas, no dudes en consultar con un fonoaudiólogo.
Por Divina Alarcón (18 años)