Cargando...
Algunas personas consideran que el arte es la forma más sublime de expresión de los seres humanos; sin lugar a dudas, todos somos capaces de apreciar los sentimientos y emociones que impregnaron al autor en cada pincelada mientras iba creando su obra maestra, a pesar de las diferencias que existen en las interpretaciones. Cuando uno visita una galería, como el Museo Nacional de Bellas Artes, ubicado en la capital de nuestro país, simplemente queda maravillado.
Lastimosamente, no todas las personas pueden disfrutar de las diversas expresiones artísticas. Existen algunas limitaciones físicas, como la pérdida total de la visión, que impiden que alguien se deleite con las obras de Carlos Colombino u Olga Blinder e, incluso, se pierdan de las puestas en escena en el Teatro Municipal o el Arlequín.
Afortunadamente, ciertos países de América Latina están realizando un gran esfuerzo para hacer llegar las pinturas a aquellas personas que sufren de discapacidad visual. En Chile se inauguró la semana pasada un circuito de murales, denominado “Manos a la pared”, que pretende eliminar las barreras físicas que hacen que sea imposible que no videntes disfruten de las obras de arte.
"Debemos entender que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que otros ciudadanos y eso no solo se refiere a tener acceso a la educación y al trabajo, sino también a la cultura, a la recreación y al deporte", afirma Javiera Pérez, del Servicio Nacional de la Discapacidad de Chile.
En el circuito de murales, tanto personas que no tienen problemas oftalmológicos como aquellas que sufren de una pérdida parcial o total de la visión pueden disfrutar de las numerosas obras gracias a placas táctiles, una descripción de cada pintura en audio y en Braille.
En Argentina, a través del teatro ciego, los artistas presentan una forma de representación diferente a la que estamos acostumbrados. Los aromas, los sonidos y las sensaciones en la piel toman protagonismo en un ambiente totalmente oscurecido en el que no es posible ni necesario ver nada.
En nuestro país, hace varios años, había nacido una iniciativa que pretendía romper barreras y construir redes humanas inclusivas por medio del arte. Sin embargo, hoy en día, no es posible encontrar emprendimientos que hagan llegar las variadas expresiones a todas las personas, sin importar los impedimentos físicos.
Debemos hacer que el arte sea un instrumento de inclusión para las personas que sufren de alguna discapacidad. Al fin y al cabo, todos merecemos disfrutar de esas obras que expresan un sinfín de sentimientos y hacen suspirar a más de uno con tal solo observarlas o tocarlas.
Por Fiona Aquino (18 años)