La Copa Paraguay ya tiene su primera anécdota: la aparición de Mario Ricardo

Cerro Porteño enfrentaba a Cristóbal Colón en marco de la primera fecha de la Copa Paraguay. El Ciclón logró la victoria, pero en el transcurso del juego se destacó Mario Ricardo, el futbolista con visibilidad en un solo ojo y una motivadora historia.

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Una de las atracciones que traería consigo la Copa Paraguay iba a ser que podríamos observar nuevos talentos existentes en las demás categorías y los clubes del interior. Asimismo, los conjuntos de primera tendrían la oportunidad de promocionar a sus jóvenes.

Desde el primer partido, Cerro Porteño vs. Colón, se vio que la Copa Paraguay era un torneo especial, cada pelota se jugaba a muerte. Unos corrían como si fuera su último partido, porque jugar ante uno de los grandes es muy motivador; mientras los adversarios trataban de dar lo mejor de sí para demostrar sus cualidades futbolísticas.

Cerro se puso en ventaja por intermedio de Nelson Haedo, quien fue el autor del primer gol de la historia de la Copa Paraguay. Promediaba la primera etapa, cuando de la nada, Mario Ricardo anotó un gol extraordinario, tras un sombrero y un remate de aire, el 10 de Colón la clavó en el ángulo del golero cerrista.

Fue un gol de tanta belleza estética y, al mismo tiempo, dificultad, que no tardó ni un día en dar la vuelta al mundo; medios oficiales hasta ubicaban a la anotación entre las candidatas para el gol del año. Cerro llegó a la victoria, pero hasta el resultado del juego será una anécdota, porque ese día salió a la luz el gran talento de Mario Ricardo.

El delantero de 28 años siempre fue hincha de Cerro Porteño y no oculta su fanatismo por el Ciclón, tal vez fue esa su motivación para el partidazo que hizo. No solo el gol fue parte de su actuación, también su técnica y las situaciones de peligro que creó, hasta pudo haberse llevado dos goles más.

En sus inicios no era jugador de campo, empezó como portero en una escuela de fútbol, con el tiempo se convirtió en delantero. En las madrugadas, iba a Clorinda a comprar tomates para luego venderlos en el mercado, durante el día iba a sus entrenamientos.

A los 10 años, perdió el ojo izquierdo, pero su discapacidad visual no es un impedimento que logre opacar su talento a la hora de jugar a la pelota. Brilló mucho ante Cerro y como resultado se encontró con algo más brillante, el sol; el club danzarín llegó con una oferta y se llevó al capitán de Colón.

Sin duda, todo sacrificio tiene su recompensa; ahora vamos a poder disfrutar de la calidad de Mario Ricardo en primera división y el futbolista tendrá la posibilidad de ayudar a su familia a salir adelante.

Por Diego Benítez (18 años)

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