La buena lectura ahora viene en un buzón gracias a bibliotecas callejeras

¿Te imaginás sacar un clásico literario de un viejo motocarro o un buzón? Cualquier forma resulta factible para incentivar la lectura y una de ellas es la biblioteca callejera. Animate a leer donde gustes, con esta iniciativa que empezó en Lambaré.

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En la comodidad de tu casa, en la parada del micro o en una plaza, sumergirse en el mundo de los libros resulta posible en cualquier lugar. “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”, empieza el libro El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, llevándonos de viaje por un sinfín de situaciones y memorias de un desmesurado enamoramiento. ¿Te imaginás obtener gratuitamente esta y otras obras a través de una biblioteca callejera?

En varios parques de Lambaré, se instalaron novedosos libreros con el fin de incentivar la lectura en los jóvenes. Dicha actividad consiste en facilitar una gran variedad de títulos literarios para toda clase de lectores, principiantes o expertos. Sin ningún costo y a cualquier hora del día, las personas pueden acceder a estos estantes para retirar el libro que deseen y devolverlo luego de algunas horas de lectura; también, los interesados pueden dejar otros libros como intercambio o colaboración con este emprendimiento.

Los buzones literarios tuvieron gran aceptación y fueron instalados en otras dos plazas de Lambaré, uno en Fernando de la Mora, otro en Coronel Oviedo y uno más sobre una calle asuncena; los estantes también cuentan con una novedad: el reciclaje. Con un viejo motocarro o una heladera en desuso, emplean como portalibros dichos materiales, promoviendo además la reutilización de los artefactos que se presten para tal uso.

La biblioteca callejera nació en Lambaré, gracias al escritor Aníbal Barreto quien, inspirado por un librero colocado en una plaza estadounidense que visitó, decidió implementar este emprendimiento con ayuda de la joven Pryscila Isabel León para fomentar la lectura y que los libros estén al alcance de todas las personas. Sin esperar que esta iniciativa tenga mucha repercusión, los jóvenes se involucraron sin ningún inconveniente y prestaban o intercambiaban algunos libros.

“Llamativamente, varias personas están interesadas en hacer más buzones literarios en sus respectivas ciudades, pero eso sí, esto requiere mucha responsabilidad, pues uno debe monitorear los estantes para que estén en constante funcionamiento y no falten libros”, expresa Aníbal Barreto. En ocasiones, todos los ejemplares ofrecidos son llevados y no lo reponen, por lo que es necesario recurrir a la solidaridad de otras personas que donan algunos tomos para seguir con los libreros cargados.

“A nivel regional, Paraguay es conocido por tener la población que menos lee, pero dentro de toda esa estadística negativa, se destacan las personas que practican este hábito y el interés sirve como motivación para seguir fomentando la lectura de distintas maneras”, señala el escritor Barreto. De esta manera, con pequeñas iniciativas que hacen la diferencia, resulta posible dimensionar avances importantes a nivel cultural.

Por Macarena Duarte (17 años)

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