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En 1932, Augusto Roa Bastos dio sus primeros pasos en el mundo de la narración. Con tan solo 15 años de edad, uno de los más grandes exponentes de la literatura latinoamericana escribió el cuento “Lucha hasta el alba”.
“Quedó perdido y olvidado durante más de una treintena de años. De esos años de amnesia, de seguro no inocente, dudé incluso que el tal cuento no fuera más que una nebulosa de proyecto literario”, expresa Roa Bastos en el prólogo de su primer relato. Recién en 1979, el cuento “Lucha hasta el alba” fue publicado y se sumó a la lista de sus obras que retratan la realidad del pueblo paraguayo. Roa Bastos inspiró a una generación de lectores, desatando así una época próspera para el arte y las letras.
Actualmente, existen muchos jóvenes que, al igual que Roa Bastos, buscan motivar a los demás en el ámbito de la lectura. Por ejemplo, Mía Duarte Quintana, con tan solo 13 años de edad, lanzó su primer libro en el 2017. “La sonrisa y la sombra de los cuentos” se titula la obra con la que esta adolescente comenzó su carrera pública, en el universo de los libros del Paraguay; la madre de Mía también es escritora y, de cierta forma, sembró en ella la pasión hacia las letras.
En este contexto, no podemos olvidar a la organización “Jóvenes Escritores Paraguay”, fundada, en el 2018, por la periodista Lía Barrios. La comunicadora se inspiró en las reuniones que realizaban Augusto Roa Bastos, Josefina Plá y otros autores para compartir sus textos; de esta forma, surgió el grupo de narradores que busca ayudar a aquellos jóvenes escritores que no tienen recursos para costear los talleres literarios.
Además de compartir textos y críticas, esta organización realiza una actividad denominada “encuentros con el escritor”. Debido a esta reunión, autores invitados con más trayectoria intercambian experiencias con los más jóvenes.
En nuestro país, solo una minoría de la población se sumerge en la magia de un libro y el porcentaje de aquellos que alcanza a publicar sus creaciones literarias es todavía muy bajo. Por eso, seamos el apoyo que estos jóvenes escritores necesitan para que, en el futuro, ellos puedan convertirse en un Roa Bastos o una Raquel Saguier.
Por Rebeca Vázquez (18 años)