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¿A quién no le gustaría viajar al extranjero? Aunque, si ponemos dos platos en la balanza, en el primero estarían los jóvenes que se pueden dar el lujo de hacer turismo en lugares como Río de Janeiro, París, Nueva York, etc. Mientras que en la otra fuente se encontrarían aquellos compatriotas que, con valentía y esperanza, deciden abandonar el país y parten al exterior en busca de un futuro mejor, tanto para él como para su familia.
Si lográs asentarte en otro país, ¿vas a querer volver? Muchos deciden regresar, pero solo en sus vacaciones laborales, ya que aseguran que en el exterior existen mayores ventajas y comodidades, mientras que otros extrañan profundamente el calor guaraní, el chipa guasu, el tereré, las salidas de los findes con los amigos y, por sobre todo, a sus familiares; ahorran una buena cantidad de dinero y retornan para iniciar aquí un proyecto emprendedor.
De vez en cuando, vemos fotos y vídeos en las redes sociales donde la mayoría de los jóvenes alzan con orgullo nuestra bandera paraguaya. Pero también deberíamos saber que, a veces, vivir en el extranjero no es sinónimo de buena vida y un gran trabajo, y mucho menos riqueza, sino de sacrificio, valentía y capacidad para sobrellevar cualquier adversidad.
A veces, la soledad, la supervivencia y, en muchos casos, la humillación, el desprecio y la discriminación por parte de los superiores del trabajo son realidades que, lamentablemente, deben pasar varios paraguayos más allá de nuestras fronteras. Naciones como España y Argentina suelen ser las más citadas en este tipo de casos.
Según la Dirección de Encuestas, Estadísticas y Censo, se redujo el nivel de desempleo en nuestra nación, en especial para las mujeres. Sin embargo, un problema permanente siempre es la calidad de los empleos. La mitad de los paraguayos trabajan más de ocho horas y se calcula que, tres de cada cinco obreros, laburan informalmente: no ganan el sueldo mínimo, mucho menos horas extras, y el seguro social, el aguinaldo y las vacaciones están reservados para una minoría.
No solo se trata de tener coraje o algo de rebeldía, se trata de dejar tu país, tu tierra, tu familia y amigos, renunciar a muchos otros anhelos y proyectos para sacrificarse por uno mismo y por los seres queridos, buscar nuevos horizontes y, por supuesto, mejores oportunidades laborales y académicas.
Por Ricardo Núñez (19 años)