Héroes que enalzaron la bandera del patriotismo con ejemplos de vida

Hablar de Fulgencio Yegros, Eugenio Garay o Augusto Roa Bastos no es solo citar nombres de un olvidado libro de historia. Estos y otros héroes llevaron en el alma un verdadero emblema tricolor, enseñándonos que el patriotismo no debe desaparecer.

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Mayo ya llegó y la melodía de “Patria querida” se expande hasta sincronizarse con el latido de los paraguayos que, cual corazón tricolor, llevan escarapelas en el pecho. Penosamente, el amor patriótico parece durar un instante fugaz porque, tras los 31 días del quinto mes, los héroes vuelven a ser olvidados entre páginas empolvadas.

El espíritu libertario de jóvenes como Pedro Juan Caballero y Fulgencio Yegros debería ser imitado todos los días del año. Admirablemente, estos jóvenes, que en 1811 tenían 25 y 31 años respectivamente, procuraron la anhelada libertad e independencia de nuestra sufrida y, a la vez, luchadora patria.

Asimismo, grandes íconos de la milicia paraguaya permanecen olvidados por muchas personas. Eugenio A. Garay, por ejemplo, fue quien comandó la Batalla de Yrendagüe, acaecida durante la Guerra del Chaco; dicho general, pese a cargar 60 años en la espalda, dejó sin agua a una división boliviana en pleno desierto, consiguiendo una heroica victoria junto con sus hombres.

Nuestros libros también inmortalizan a maestros de pluma heroica a quienes, en la mayoría de los casos, la opresión dictatorial los obligó a explotar su talento en el exilio, con la añoranza de la patria y el dolor de verla sufriendo. "No era un burdo elemento subversivo, sino un auténtico y flagrante revolucionario", así describe Augusto Roa Bastos a su héroe imaginario, Solano Rojas que, por el amor a su gente y a su suelo, sacrificó su juventud por el bien de su pueblo.

Solano encarna una parte de Roa Bastos, que distinguió sus obras con la notoria intención de despertar a un pueblo dormido en una pesadilla opresora. En esta misma línea se encuentra Hérib Campos Cervera, quien plasma en sus poesías el dolor y la impotencia de ver el sufrimiento de la patria desde tierras extranjeras.

Campos Cervera, en su poesía "Un puñado de tierra", describe que se siente "en un acantilado de recuerdos" y, aunque camine bajo nubes distintas, lleva presente las guaranias, la lengua y los símbolos nacionales en el corazón.

Uno de los más grandes exponentes de la música, José Asunción Flores, escribió algunas de sus mejores melodías en Moscú, a 30 grados bajo cero. Por culpa de la dictadura, Flores no pudo volver a ver su país y murió en el exilio; sin embargo, nos queda el ejemplo de un gran maestro que transmitió guaranias desde una radio de la capital rusa para seguir expandiendo sus raíces guaraníes.

Estas figuras de la historia nos enseñaron que el amor a nuestra tierra se debe demostrar cada día, con acciones que dejen una huella positiva y traigan una mejora para la posteridad.

Llevar la tricolor en el pecho y sentir un cosquilleo al llegar al coro del Himno Nacional no son las únicas formas de demostrar tu patriotismo. Tus ganas de mejorar como estudiante o profesional son las que impulsan una mejora social y económica; tus esfuerzos por parecerte cada vez más a los íconos de nuestra historia constituyen la mejor declaración de amor que necesita el país; el resto solo es apariencia.

Por Belén Cuevas (17 años)

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