“Hagan lío, pero organícenlo bien”, el desafío del papa Francisco a los jóvenes

Frente a una masiva concurrencia de jóvenes en la Costanera de Asunción, el papa Francisco les exhortó a cambiar la sociedad. A tres años de aquella memorable visita, aún resuena el pedido del Sumo Pontífice: “Hagan lío que nos dé un corazón libre”.

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El 2015 fue un año que ningún paraguayo olvidará; la visita del papa Francisco regaló esperanzas a un país muy creyente. Aquellos días, del 10 al 12 de julio, se vivieron momentos de gran intensidad. Toda una nación escuchó e interactuó con el Sumo Pontífice, quien siente un cariño especial por el Paraguay.

Era el domingo 12 de julio, faltaban pocas horas para que el Sumo Pontífice retornara al Vaticano, pero antes quiso dirigir unas palabras a los jóvenes, a quienes tiene un particular cariño. Además de las multitudinarias misas en Caacupé y en Ñu Guazú, la Costanera de Asunción fue el sitio en el que Francisco exhortó a la juventud a confiar en Dios y a dar testimonio de esperanza en la sociedad.

Al iniciar su sermón, llamó la atención un singular detalle. El Papa rompió el protocolo y dejó a un lado el escrito que había preparado, exclamando con risa: “Los discursos son aburridos, ¿verdad?”. Con palabras improvisadas, se dirigió a la multitud con frases alentadoras.

Dos jóvenes brindaron su testimonio acerca de cómo afrontaron sus dificultades con fe. Liz Fretes, una enfermera oriunda de San Bernardino, comentaba que su madre padecía de Alzheimer y ella era su sostén durante sus padecimientos. Por su parte, Manuel Aguilar relató los dolores y maltratos que experimentó en su niñez.

El Santo Padre agradeció el testimonio de los chicos y desafió a los presentes. “No queremos jóvenes que se cansen rápido y que vivan cansados, con cara de aburridos; queremos jóvenes fuertes, con esperanza y fortaleza”, exhortó.

Una de las frases más impactantes fue la célebre “Hagan lío, pero organícenlo bien”. Con voz potente, el Sumo Pontífice exigió “un lío que nos dé un corazón libre, que nos dé esperanza; un lío que nazca de haber conocido a Jesús”.

Finalmente, Francisco concluyó el encuentro con una breve oración. “Jesús, te pido por los chicos y chicas que no saben que Tú eres su fortaleza y que tienen miedo de vivir, de ser felices. Enséñanos a soñar cosas grandes que, aunque parezcan cotidianas, engrandecen el corazón. Señor, danos fortaleza, un corazón libre, amor y enséñanos a servir”. Con lágrimas y aplausos, los jóvenes despedían al Santo Padre que, pese a la agotadora jornada, no dejaba de sonreír.

Estas palabras del papa Francisco son un llamado, no solo para los jóvenes, sino para todos aquellos que sueñan en grande. A tres años de aquel histórico momento, quizás, sus exhortaciones hayan quedado en el olvido; no obstante, muchos continúan atesorándolas en sus corazones. ¿Nos animamos a organizar bien el lío en nuestra sociedad?

Por Víctor Martínez (19 años)

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