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Luis se unió a Anime Fans Club en 2012, pero su afición a las series japonesas y a la cultura asiática viene desde su infancia. “Cuando era niño, veía programas populares como 'Dragon Ball' y 'Sailor Moon' y mi fanatismo aumentó al darme cuenta de que había más personas a las que les gustaba lo mismo que a mí”, cuenta el joven.
En su entorno, Luis es mejor conocido como “Doraemon”, pues las aventuras de Nobita y el gato cósmico marcaron su infancia como la de muchos niños. “Mi apodo viene del primer cosplay que realicé. Yo soy un gran fanático de este anime, tengo varios accesorios de Doraemon y me disfracé de él en una ocasión”, afirma.
Siempre es un reto hacer una expo anime, según cuenta el joven, ya que la realización de la misma representa un gran esfuerzo humano y mucho capital económico. “Las dificultades no importan demasiado. Al grupo y a mí nos motiva el hecho de dar a conocer a otras personas lo que nos apasiona y demostrar que los animes no son solo caricaturas para niños”, comenta Luis.
Hay personas que piensan que los animes son satánicos porque muestran “demonios”, pero el joven desmiente esta creencia popular y afirma que es producto de la desinformación. “La cultura japonesa habla mucho de los yokais, que son espíritus que pelean por alguna razón, es la típica lucha del bien contra el mal”, explica.
Todas las etapas de la expo anime emocionan a Luis de manera diferente. El antes, es decir la organización, es un proceso excitante para él, pues durante este periodo se contacta con artistas invitados y realiza campañas de marketing.
“Este año, comenzamos a ir a los colegios para invitar a los jóvenes a la convención; tuve la oportunidad de visitar siete instituciones educativas, donde ver la emoción en los rostros de los alumnos fue una gran experiencia”, cuenta Luis con respecto a esta iniciativa.
Durante las convenciones, el joven ve que sus esfuerzos valieron la pena y vela para que aquellos que asisten se diviertan. “Nos gusta recibir buenos comentarios, también aceptamos las críticas y sugerencias para seguir mejorando los eventos y hacerlos al agrado del público”, dice Luis.
“Me siento un poco triste cuando acaba la convención porque no veré a algunos compañeros del staff hasta la próxima expo, pero, al mismo tiempo, me invade la felicidad de que el evento haya salido bien”, finaliza.
Por Belén Cuevas (15 años)