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En ocasiones, nos sentimos decaídos y resulta difícil seguir luchando, nos olvidamos de lo importante que es el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y de los sentidos. Sin embargo, muchas personas con capacidades diferentes se esfuerzan día a día para llegar a sus metas y lo hacen con optimismo y una amplia sonrisa.
Camila expresa que nació con baja visión y para los oftalmólogos resultó difícil diagnosticar exactamente lo que ocurría con ella; las características que los oculistas identificaron fueron: ceguera noctura y nistagmo (movimiento irregular del iris y la cabeza). Recién a los 13 años le detectaron una patología llamada retinosis pigmentaria.
La característica de esta enfermedad es que, con el tiempo, disminuye más la visión. Camila comenta que actualmente ve el 25% del lado izquierdo y del derecho ya nada. Reconoce que fue difícil aceptarse a sí misma, incluso, le costaba utilizar sus ayudas ópticas.
Camila comparte una anécdota de la escuela que la marcó bastante: "Ocurrió un problema entre mis compañeros, quise testificar lo que vi, pero mi profesora preguntó cómo era posible que yo alegue un suceso si no veo".
Esto demuestra que hasta los docentes no están capacitados para educar a personas con discapacidad visual. "Enseñar a los profesores el método de Braille sería una herramienta fundamental para un mejor entendimiento entre maestro y alumno", comenta Camila.
La joven se destaca como mejor alumna y cuenta sus técnicas de estudio; en la escuela utilizaba una lámpara para poder visualizar lo que escribía, su madre le hacía renglones más oscuros a sus cuadernos y Camila copiaba las lecciones que los maestros le dictaban con pinceles negros.
Hoy en día, la joven está en el tercer año de la media; utiliza el método de Braille para las materias más complejas como matemáticas, química y física. Las asignaturas leídas le dictan y ella copia en una computadora que cuenta con un lector de pantalla. De este modo, sobresale como estudiante y es un ejemplo para los jóvenes que hacen a un lado sus estudios.
Camila cuenta que su mayor soporte son sus padres. "Mi motivación es demostrar a mi familia y a la sociedad que una discapacidad no es impedimento para realizar actividades de la casa, como doblar las ropas, lavar los cubiertos o arreglar la cama", relata. Así también, expresa que la danza es una de su grandes pasiones y que su meta es perfeccionarse como bailarina y psicóloga al mismo tiempo.
El mensaje que hace llegar a los adolescentes es que valoremos las oportunidades de estudiar, apreciemos los sentidos y luchemos por nuestros sueños. La joven alienta a aquellos que tienen una capacidad diferente a que acepten los desafíos que les abrirán las puertas a nuevas experiencias.
Por Sahori Vallejos (17 años)