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A principio de los años '70 nace una modalidad del arte urbano que hoy en día conocemos como rap o freestyle; las rimas improvisadas de forma rápida y espontánea componen este género musical. Rodrigo comenta que conoció esta rama del arte a los seis años y, al ver una película referente al rap, llamada "8 miles", empezó a sentirse atraído por el estilo libre.
"Más que un estilo musical, para mí es una manera cómoda de expresarme libremente", manifiesta Rodrigo acerca del freestyle. Las batallas de rap surgieron a fin de evitar la violencia; si se tenía algún problema, era normal solucionarlo con rimas y, de tal forma, los enfrentamientos fueron convirtiéndose en una disciplina de competencia verbal.
Rodrigo cuenta que cuando se trata de torneos, junto con un grupo de amigos, suelen organizar "eventos de plaza", a fin de reunir a los amantes del freestyle para llevar a cabo encuentros sanos. En estas clases de enfrentamientos, el punto clave es una plaza pública; sin embargo, existen jóvenes que deciden dar inicio a una "batalla", simplemente, en sus casas o colegios.
El joven considera que el rap es un deporte mental, pues cuanta más práctica tengas, mejor será el rendimiento a la hora de jugar con las palabras y, así, poder lucirte ante tus amigos. Las competencias cuentan con jueces que deciden una temática para que los chicos comiencen el desafío de rap.
Por otra parte, Rodrigo es uno de los organizadores del AzuFree, una competencia que trata sobre 24 raperos que son elegidos a través de clasificatorias regionales y deben pasar las pruebas eliminatorias para ganar el primer puesto. "El fin de este evento es traer el movimiento internacional a Paraguay y que el público pueda ver cómo nuestros compatriotas se 'codean' con los mejores en el freestyle, pues también habrá artistas de otros países", añade.
"Para que una rima sea original, cada uno debe buscar su estilo auténtico que se diferencie entre los demás", recomienda el joven. Finalmente, Rodrigo dice que los chicos apasionados por el arte urbano deberían preocuparse menos por los prejuicios y, si les gusta el freestyle, que no lo dejen de lado y lo tomen como un divertido hobby.
Por Ezequiel Alegre (18 años)