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"Algunas de mis clientas entran al spa cabizbajas e, incluso, con pena respecto a su imagen y luego de un proceso con tratamientos estéticos, salen con la frente en alto y seguras de que pueden conquistar el mundo si así lo quisieran; esa transformación es lo que más amo de mi trabajo", opina Janett. La joven es oriunda de Piribebuy, pero actualmente reside en San Lorenzo.
La emprendedora afirma que la actitud y buena imagen son imprescindibles para destacarse en cualquier lugar. "Cuando una mujer se siente a gusto con su aspecto, crecen su autoestima y seguridad; de esta forma, aumenta su proyección", manifiesta.
Antes de ser propietaria de un centro de belleza, la joven distribuía su tiempo en ser mamá, en asistir a actividades religiosas y a un pequeño estudio de make up. "Las personas tienen miles de actividades en su día a día, por lo que nunca está de más mimarse y premiarse con una tarde de spa", menciona Janett.
La propietaria del centro de belleza indica que para tomar la decisión de invertir en un negocio propio, precisó del apoyo de su familia y de un capital importante. "Para lanzarme de lleno en este emprendimiento, necesitaba de un empujoncito que, gracias a Dios, mi marido y mis parientes se encargaron de darme y, claro, de los billetitos verdes también", expresa entre risas.
Por otra parte, Janett señala que para llegar al objetivo del negocio propio tuvo que sortear algunas dificultades. "En el camino, las trabas no se hicieron esperar. El desaliento, la envidia y mala onda fueron los obstáculos más grandes, pero mi fe y mis ganas de superación fueron mayores", cuenta.
La joven admite que, aunque llegó a una meta importante, que es la de poseer un centro de belleza, todavía le falta un largo camino para alcanzar el éxito. Así también, manifiesta que el temor al fracaso es el adversario más grande en el momento de emprender el sueño que uno tiene. La joven oriunda de Piribebuy concluye con la frase: "Una combinación perfecta es tener belleza y personalidad, no descuides ninguna de las partes, pues de ellas depende que brilles como una estrella".
Por Rocío Ríos (18 años)